Se celebra con una mirada puesta en la triple venida de Jesús… quien vino nacido de la Virgen; viene hoy en el signo de los tiempos, y vendrá con gloria al final de la historia.
Por Karla Díaz
El Adviento es un tiempo en el que la iglesia nos propone prepararnos hacia la llegada de Jesús hecho niño por amor a nosotros. En nuestro hogar, con nuestra familia es importante que sepamos transmitir el mensaje de este tiempo a todos, a fin de que en unidad podamos vivir al máximo la espera camino a la Navidad.
La Hermana María José de la Congregación Hijas de María Reina de la Paz señala que debemos hacer que los pequeños de la casa comprendan el verdadero sentido de la Navidad, y explicarles que el Adviento es un tiempo en el que la iglesia nos permite vivir, con una actitud de cambio para que Jesús pueda nacer en nuestros corazones.
Acciones concretas, según la religiosa, hay muchas, pero podemos empezar leyendo a los niños pasajes bíblicos como el de la Virgen cuando da a luz al niño y lo coloca en el pesebre, ese lugar que prepara para acostar al niño, y que hoy día debe ser nuestro interior.
“Este es un tiempo para trabajar y mejorar nuestra forma de ser, y para lograrlo podemos invitarlos a que puedan conversar con Jesús en silencio, y decirle en esa actitud lo que están viviendo, decirles cuánto lo quieren y que se están preparando para cuando nazca”, señala María José.
También es importante hacer actos de misericordia, invitar a los niños a que si tienen juguetes que no usen, los compartan con un niño que no tenga.
“Invítelos a que dejen de comer por un día o dos lo que más les gusta, y que lo ofrezcan por las guerras, por la maldad, para que Cristo transforme el corazón de las personas”.
Se trata de tener detalles sencillos, decir un te quiero, un perdón… y si colocamos nuestra corona de Adviento, hacerla en familia con verdadera entrega e intensión, y vivir por semana una virtud como la paz, la esperanza, el amor.
Vivirlo en torno a la mesa
El padre Adrián Alonso señala que durante estas cuatro semanas se nos brinda la oportunidad de reflexionar en la Palabra, para decirnos cuál es realmente el sentido profundo de la espera. Son cuatro domingos de preparación para recibir en nuestro corazón al “Dios con nosotros, aquel que se hace pequeño, pero grande en nuestra vida, nuestro hogar… nuestra familia.
“Es un tiempo para pensar en esas obras y acciones que podemos realizar por nuestro prójimo, por aquel que sufre, aquel que anda sin sentido por la vida, aquel que ha perdido la esperanza y alegría. Debemos orar, reflexionar, interiorizar, y realizar unos buenos propósitos en torno a nosotros como niños, jóvenes adultos, padres y amigos”, dijo.
En ese sentido también se expresó la Hermana María Cecilia Alvarado de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, quien destaca que la unión familiar en este tiempo fortalece también nuestra vida espiritual para sentir que Dios está vivo y próximo a llegar a nuestras vidas.
“Si cada persona lo vive por separado, no es lo mismo, el clima de familia nos permite crecer juntos, vivir mejor, amarnos y buscar soluciones a los problemas. Es un gran tiempo de estar unidos y pedir por la humanidad, por el mundo”, detalló.