El incremento del conocimiento humano no es suficiente; el sistema educativo debe replantearse sus objetivos, los contenidos y los métodos aplicados; en este momento urge la reflexión y la búsqueda del sentido, espacios vitales para el mundo de hoy.
Por Marianne Colmenárez
Actualmente vivimos en un contexto de aceleración y adaptación permanente, pareciera que al educador contemporáneo se le ha puesto su tarea cada vez más difícil. Lograr espacios para la reflexión vital y la búsqueda de sentido no son nada fáciles, en una era marcada por la tecnología y por las diferentes crisis, de las democracias, el cambio climático, la pandemia o el aumento de la desigualdad en el mundo.
Lo saben y lo confirman bien los padres de familia, los docentes, sacerdotes, religiosas y todos los que tienen responsabilidades educativas directas.
Más allá de profundizar en las habilidades y competencias del siglo 21, los conferencistas y consultores internacionales del VII Encuentro Interamericano de Pastoral Educativa centraron sus reflexiones en la sensibilidad ecológica, las prácticas de cuidado, aprendizaje socioemocional, la misericordia, la fraternidad humana y universal, las búsquedas de sentido y la expresión corporal.
Cabe destacar, que una interrogante se tornó repetitiva en varias de las intervenciones: ¿por qué es necesario formar para encontrar sentido a la vida?, ¿para qué educamos?
Mirada de un Obispo
“En tiempos de incertidumbre y constantes cambios, la educación y la pastoral se convierten en herramientas cruciales para afrontar los desafíos del mundo actual”, afirmó monseñor Alberto Lorenzelli, obispo auxiliar de Santiago de Chile y presidente del área educativa de la Conferencia Episcopal de su país.
En su intervención aseguró que desde la pastoral se encuentra una óptica fundamental en la comprensión de la realidad, pero sobre todo se encuentra en la fe, no sólo respuestas de horizonte explicativo sino guía y acción para enfrentarlos.
Monseñor Lorenzelli comentó que en la escuela te enseñan fundamentalmente determinadas materias que suelen ser importantes para el futuro, pero deberían enseñar también, como darle sentido y alegría a la vida.
“Existe la necesidad de educar a los niños, adolescentes y jóvenes al sentido y el gusto por la vida. Me preocupa leer estadísticas de tantos chicos que se suicidan, saber que un joven que apenas inicia este camino no siente el deseo y la alegría de vivir, eso nos deben angustiar a todos los educadores, la vida merece vivirla solo sí se le da sentido”, dijo.
Pacto Educativo Global
Mons. Lorenzelli recordó las enseñanzas del papa Francisco en torno al Pacto Educativo Global, señalando que “en sus intervenciones sobre los temas educativos, destaca los grandes desafíos a los que hay que responder para reconstruir el futuro”.
Por eso, “la invitación del Santo Padre con este mosaico de principios y sugerencias nos lleva a comprometernos frente a las generaciones jóvenes, para que se tornen en protagonistas de una civilización de la armonía y comunión”.
Destacó tres ejes fundamentales presentes en los mensajes del Santo Padre con relación al Pacto Educativo Global: poner en el centro a la persona; invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad; y formar personas disponibles que se pongan al servicio de la comunidad.
Ser creativos
Para Martín Colombo, director del Sistema Educativo Católico CREO, del Grupo Santillana, el sentido de la vida es una pregunta que ha sido formulada por filósofos, religiosos y por muchas personas a lo largo de la historia.
“Es una cuestión compleja y subjetiva que implica la búsqueda de un propósito o significado en la existencia humana. Encontrar el sentido de la vida puede ser una tarea difícil para muchas personas, especialmente para los educadores que en un mundo cada vez más ocupado, tecnológico e incierto tienen la responsabilidad de contribuir a la formación integral del ser”, comentó.
Para Colombo es necesario pensar sobre el perfil de la persona que se está formando en las escuelas católicas y preguntarse ¿qué modelo de persona le quiero entregar a esta sociedad?, o ¿qué modelo de sociedad construye este perfil de persona?
Según el conferencista vale la pena profundizar en esa relación entre persona y sociedad. “Si no se ahonda en ese sentido se produce un choque abismal, es decir, se ocasiona una grieta transformacional… cuando observamos que casi un 32% de los políticos de América Latina se ha formado en escuelas católicas, preguntémonos ¿se portan bien, son buenos?”.
Asegura que hasta ahora esa formación en las escuelas y colegios católicos se ha centrado en tener mejores profesionales, mejores científicos, en ser los primeros en las pruebas o en los resultados.
“Ahora el educador debe revisar y evaluar cuál es el punto dónde esa persona no encontró el sentido para ser congruente con esa formación que estaba recibiendo por tantos años. Cuando se pierde el sentido del camino o el rumbo se acaba lamentablemente el propósito, entendamos que educar es construir la vida con sentido y es ahí donde creamos las oportunidades para transformar”.
Por esta razón, “nos toca a nosotros hacer el ejercicio de ser creativos, de generar esa búsqueda del significado en esa escucha activa, seamos capaces de decodificar qué está sintiendo o qué quiere el otro, alumnos y colegas, para poder caminar y reinventarnos”, puntualizó.
Generando sentido de pertenencia, acompañando el propósito de vida para que se alinee al proceso formativo, conectando con el bien común y la trascendencia desde el impacto social y construyendo la narrativa propia de que somos corresponsables de la comunidad del mañana.
Durante los días 2 y 3 de junio, 800 educadores participaron del VII Encuentro Interamericano de Pastoral Educativa, evento organizado por la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC) y la Federación de Educación Católica de Panamá (FECAP).