El mejor camino de preparación es “a través de la oración. En la oración el Señor sólo espera que le hablemos de nuestra situación, de nuestro estado de vida, con la confianza del hijo frente al padre, con la transparencia y sencillez del hijo. La oración se convierte en ese espacio y medio eficaz para retomar el camino de Dios, si es que nos hemos salido de él. De la oración dice San Bernardo: “regula los afectos, dirige los actos, corrige las faltas, compone las costumbres, hermosea y ordena la vida, confiere tanto la ciencia de las cosas divinas como de las humanas, ordena lo que debe hacerse, y reflexiona sobre lo hecho, de suerte que nada se encuentre en el corazón desarreglado o falto de corrección” (De Consideratione 1,7).
Pero atentos jóvenes, que no todo es oración, decía Santa Teresa, que para que sea tal “ha de ser con consideración”. Porque “la que no advierte con quién habla, y lo que pide, y quién es quien pide, y a quién (pide), no lo llamo yo oración, aunque mucho menee los labios” (Sta Teresa, 1M 1,7). Y, “el mejor remedio que hallo, (para rezar con atención) es, procurar tener el pensamiento en quien enderezo las palabras. Por eso tened paciencia y procurad hacer costumbre de cosa tan necesaria” (Sta Teresa, CP 24,6).
Los animadores de la JMJ necesitamos ser personas orantes para hacer una animación con consideración de todo el significado del encargo que tenemos. Es bueno pedir al Señor que nos enseñe a orar (Lc 11,1), y así esforzarnos a que sea nuestra vida.
¿Cómo hacer esa oración?
1. Nos reunimos los que al presente deseamos tratar con Cristo, encontrarnos con Cristo. Ya estando en el momento orante, procurar: “representarse delante de Cristo… y hablar con Él… sin procurar oraciones compuestas, sino palabras conforme a sus deseos y necesidad. Es excelente manera de aprovechar y muy en breve” (Sta Teresa, V 12,2). Representarse es estar ahí, imaginando a Cristo vivo y tú ante Él. Es un trato en silencio y en soledad, sin otra compañía más que la de Él, y Él sin otra compañía más que la tuya. Advirtiendo o cayendo el alma en la cuenta: con quién habla, y lo que pide, y quién es quien pide, y a quién (pide). Y si lo que deseas es interceder por alguien en tu trato con Él: sabiendo para quién le pide. Esto tratando con Amor y con Verdad, con toda transparencia y confianza de hijo.
2. Después de caer en la cuenta quién soy y quién es Él, “la examinación de la conciencia”, es decir la confesión y el santiguarse (Sta Teresa, CP 26,1), como al inicio de la Santa Eucaristía, ha de ser lo primero. Le reconocemos como nuestro Padre Amoroso, y nos reconocemos ante Él como pecadores que somos en nuestras fragilidades, faltas. Le hablamos de todo aquello que nos quita paz, armonía, libertad, pureza, fidelidad, rectitud de vida con Él y en relación a nuestro prójimo y a nosotros mismos. Con toda transparencia, que si hay alguien que nos conoce es Él.
3. “Representa al mismo Señor junto a Ti y mira con qué amor y humildad te está enseñando” (Sta Teresa CP 26,1). Descubre el amor que Dios te tiene, que te ha tenido siempre, es “Amigo Verdadero”. Luego háblale como amigo. Con toda transparencia y de la verdad que vives. Cuéntale de tu vida tal cual es, las cosas tal cual son, para obtener de Él la gracia de la libertad interior que necesitas, y que encontrarás en el trato “en verdad y amor” con Él.
Luego, Escúchale como escuchas a tu mejor amigo. Para el Señor no hay secretos, nos hay intimidades secretas, que te conoce y te ama tal cual verdad de ti Él conoce, y lo hace: sin escandalizarse de ti, sin criticarte, sin condenarte, sin hacerte sentir mal. Al contrario, que en su modo de ser como Dios experimentas todo su amor.
4. Saber que en la oración voy a “desengañarme a mí mismo, dejando que Él me desengañe”, para reiniciar el camino de la verdad y del amor. Le pedimos al Señor que Él lo haga por nosotros, que es el único que lo hace con perfección: “Señor: desengáñeme con verdad” y con amor (Sta Teresa V 15, 6), que nuestra humanidad usa muy poco estas verdades y amores buenos. Si tu parte, querido joven, lo haces con amor y con verdad de tu corazón, y procurando “contentarle a Él”, seguro alcanzarás lo que necesites, y tendremos la mejor preparación espiritual para cada día de tu vida y para la vivencia de la JMJ2019.