,

El canónigo de la Virgen de Guadalupe

El canónigo de la Virgen de Guadalupe

Para monseñor Eduardo Chávez, quien es doctor en Historia de la Iglesia y canónigo de la Basílica de Guadalu

pe, uno de los temas que realmente le apasiona es el acontecimiento ocurrido en el Tepeyac, un 12 de diciembre de 1531, cuando la Virgen María se le apareció al indio Juan Diego.

Nos contó su experiencia, el pasado martes 21 de mayo, antes de su exposición sobre la devoción a la Virgen de Guadalupe y San Juan Diego, organizada por la Campaña Arquidiocesana, en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Calle 50. 

¿Cómo llega usted a relacionarse tanto con la Virgen de Guadalupe?

R. Quería ser sacerdote desde los 8 años de edad y le dije a María que me pusiera en el lugar justo, porque lo trataría de seguir. Mi relación con María ha sido de siempre.  En 1979 leí un libro que me gustó mucho y capté que la advocación de la Virgen de Guadalupe no es una cuestión solamente devocional; la virgen siempre nos llama a eso, rosario, oraciones, jaculatoria; sino que también era un aspecto académico, científico pro-fundo, sobretodo la inculturación. Nunca pensé que me iba a dedicar a esto, simplemente como mexicano y seminarista me gustó mucho.

¿Cómo llega hasta aquí?

R. En 1983 estudiaba el doctorado en Historia de la Iglesia en Roma. Monse-ñor José Luis Guerrero, me dijo que lo ayudara a cómo citar los documentos antiguos, en el  proceso de beatificación de Juan Diego, él me mostró más documentos y es cuando más enamorado quedé del tema. Fui invitado a ir a Bally en Indonesia, para que me diera cuenta cómo era el mundo antes de la llegada de los españoles, fueron 20 días dedicados a estudiar a la Virgen de Guadalupe.  Fue fascinante, obviamente llevaba otro tipo de labores y de estudio por ejemplo en el Seminario Conciliar de México, pero cuando se me atravesaba un documento guadalupano, por supuesto que iba con ese otro estudio paralelo.

En 1998 la Santa Sede pidió que se conformara una Comisión Histórica donde hubiera puros doctores de Historia de la Iglesia de la diócesis de México, en ese tiempo, era el único, en aquel entonces el cardenal Norberto Rivera me pidió que me encargara de esa Comisión en Roma.

Ya tenía mucho tiempo estudiando los documentos de la Virgen, así que fácilmente sabía a qué fuentes había que ir, al archivo de París, al archivo de Nueva York, al de España y al archivo Secreto del Vaticano, donde trabajaba desde hacía ya mucho tiempo.

Luego se me nombró postulador de la causa de San Juan Diego. Eso me permitió trabajar más cerca de San Juan Pablo II, y sobre todo, en la última parte que se necesitaba del milagro de Dios a través de Juan Diego para llevarlo a los altares. Fui testigo de la V visita cuando el papa Juan Pablo II aprobó todo esto.

¿Qué trajo todo este trabajo?

R. El cardenal Norberto dijo que era mucho estudio, mucho trabajo y que“era injusto que esto se terminara con la canonización”, afirmó el Cardenal

y  fundamos el Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, en donde se profundiza sobre este tema y se lanza al mundo entero, se fundó en el 2003.

De hecho no fue hasta el 2007, que entendí como clave de la inculturación, porque la Virgen se aparece en solsticio de invierno, en la fiesta Panquetzaliztli sea,  se sigue  descubriendo cosas relacionadas a la inculturación, esto no para, creo que apenas estamos en la punta del iceberg.

¿Qué ejemplo nos debe quedar de San Juan Diego?

R. Creo que es un indígena fiel, obediente y no se puede ser fiel y obediente si no hay humildad, esta es la característica máxima de la Virgen de Guadalupe, misma que responde

“Hágase en mi según tu Palabra, he aquí la esclava del Señor”, como la de Juan Diego, solamente en la humildad se puede encontrar con el verdadero Dios y Señor.

Hay una parte del El Nican Mopohua (documento del siglo XVI, en el que se describe el hecho de la aparición de la Virgen)  que muestra que cuando Juan Diego va con las flores para el obispo, unos sirvientes que no lo quieren dejar entrar, perciben que traía un señal, ellos ven que son flores como bordadas, como pintadas, y uno quiso agarrar tres veces una de las flores y no pudo, está clarísimo el signo, nadie quien vive en la soberbia, en la traición y en la mentira, puede poseer la verdad divina, creo que la humildad es el lugar donde se encuentra la verdad divina y donde Dios se encuentra, es en la humildad.

Usted mencionaba que la Virgen de Guadalupe no es solamente mexicana

R. La aparición de la Virgen para ese tiempo fue en América. Ella es judía, originalmente es María la madre de Jesús, por lo tanto es judía. Con la inculturación se hace mexicana, se hace árabe porque tiene un nombre árabe, se hace de todas las naciones, de hecho, ella se lo dice a Juan Diego, soy tu madre, la madre de todos aquellos que están en esta tierra y de la más variada estirpe de los que la aman.

San Juan Pablo II, había captado y la pone como patrona de todo el continente americano. En 1935 es patrona de Filipinas, su patronazgo va llegando más allá de las fronteras, y estoy seguro que van a ver muchas más naciones donde se le va a decir patrona, porque nos lleva a Jesús.

¿Qué perspectiva le dio Juan Pablo II?

R. Juan Pablo II estaba enamorado de la Virgen de Guadalupe, pero es mucho más hermoso cuando uno va captando la verdad del todo el acontecimiento,  cuando captamos la inculturación, cuando toca a todos los corazones con su hijo Jesús, y eso es lo que necesitamos por eso ella es patrona de la primera y de la nueva evangelización, necesitamos a la madre de Dios que nos da a Jesús en su inmaculado corazón, en su inmaculado vientre, ella es el arca de la alianza y es Jesús la alianza máxima.

¿Y Benedicto XVI?

R. Casi nadie lo sabe, pero fue él quien nos invitó a hacer un Congreso de la Virgen de Guadalupe a todos Cardenales y Obispos de la Santa Sede, esto fue increíble, fue en el Aula Pablo VI, tuvo tanta  fuerza esto, que los mismos obispos, cardenales y los laicos que asistieron de los movimientos más importantes de la iglesia fueron los que invitaban a otros a participar. Al final tuvimos que cambiar de sede, porque llegaron 600 personas, generalmente nos decían que en el primer día siempre estaban todos los invitados, pero después se iban;  esto fue al revés, fueron el doble al final.

Y el Papa Francisco? 

R. Cuando el Santo Padre dice en una de sus alocuciones, quiero que me permitan contemplar a la Virgen de Guadalupe que ella me mire con sus ojos de misericordia, estuvo allí en el camerino, estuvo viéndola, fue algo impresionante.

Otra cosa fue que lo conocí en Aparecida Brasil, el caso es que cuando volví a verlo como Papa, él nos enseñaba con gran orgullo que había terminado un templo dedicado a Juan Diego y a la Virgen de Guadalupe en Buenos Aires. Se había terminado como último templo antes de ser Papa, y estaba orgullosísimo,  es algo impresionante el amor que él tiene hacia la Virgen de Guadalupe, capta que esa es la nueva evangelización.

¿Vale la pena vivir, una vida con la Virgen María?

R. Pues claro, ¡Vivir y morir!, porque sabemos que al morir  la Virgen de Guadalupe nos está cubriendo con su manto, estamos en el hueco de su manto, en el cruce de sus manos, nos está enseñando y nos está dando a Cristo.