El Cristo que está en las calles

El Cristo que está en las calles

El pasado Viernes Santo, 43 hermanos de las calles que reciben ayuda en el Centro de Atención Integral San Juan Pablo II, compartieron la celebración del Vía Crucis con la compañía del Arzobispo de Panamá, Monseñor, José Domingo Ulloa Mendieta.

El Arzobispo recorrió la Avenida Perú, Avenida Justo Arosemena, Avenida Cuba y la Avenida México, lugares donde muchos de ellos fueron sacados y anima-dos a recibir el mensaje de Cristo y una orientación especializada que los ayude a salir de flagelo de las drogas, alcohol, prostitución, ludopatía y hasta superar sus propios temperamentos y caracteres.

“Este Vía Crucis lo hemos realizado con personas de la calle porque la Cruz de Cristo se sigue manifestando, hoy en los excluidos, en los que han sido atrapados por el vicio, la droga y es a ellos a quien el Señor les trae este mensaje de Salvación, para que también puedan experimentar que son los predilectos del Señor, que Él ha muerto por ellos y que en Jesús encuentran la vida,” afirmó Ulloa Mendieta.

La crudeza de la realidad que viven muchos de estos hermanos en las calles llevó a reflexionar al Arzobispo, “este Vía Crucis que realizamos es el que ellos viven todos los días, y que Nuestro Señor también realizó para que ellos puedan entender que el dolor de Jesús no es ajeno a su propio dolor”.

“Debemos ser Cirineo para ayudar a cargar esa cruz de muerte de cada uno de nuestros hermanos,” expresó Monseñor Ulloa Mendieta.

La experiencia

Desde la cinco de la mañana hay fila para entrar al Centro. ¿Por qué?  Porque lo primero que hacen estos hermanos antes de entrar al Centro es darse un baño; para ello toman un tiquete enumerado.

El olor de la calle que se des-prende de la piel de estos hermanos, es inevitable no percibirlo. El reto: 43 personas de la calle, un solo baño. La misión del aseo personal concluye a esos de las  nueve y media de la mañana, hora en que llegó el Arzobispo para vivir el vía crucis con ellos.

Desde temprano están los voluntarios y empleados apoyando en esta obra, no son muchos.

Algunos reparten toallas, pasta dental, cepillos de dientes y rasuradoras;  otros preparan los desayunos mientras que un grupo los reciben en la entrada con los números para llevar el orden. También se les  entrega ropa: pantalones, suéteres y  camisas.

Uno de ellos expresó la mala atención que recibían de otros centros parecidos, en donde la comida era mala y el trato hacía ellos no era lo mejor que digamos. Durante la conversación inició una discusión; el que compartía, le manifestó a los que discutían: “mi abuela me decía que hoy (Viernes Santo) es un día de oración y que no había que pelear con nadie”, de repente se detuvo la discusión siguió la tertulia, entre ellos. No hay que negarlo, muchos de ellos asisten por un baño, por un plato de comida o para conseguir alguna pieza para vestir.

El Papá

Algunos ven a Ariel López, como a un Papá. López es el coordinador de este Centro que cumplirá el próximo 18 de mayo, tres años de estar al servicio de los necesitados. Explicó que esta es una obra de la Arquidiócesis de Panamá y que fue inspirada tras el año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, el pasado 8 de diciembre de 2015 y que concluyó el 20 de noviembre de 2016.

La idea según nos cuenta,  es para poder darle este tipo de ayuda a personas privadas de libertad, jóvenes, trabajadoras sexuales, la mayoría con dependencia de drogas, alcohol, ludopatía y además pernoctan en las calles.

Con alegría, resaltó que en es-tos tres años hay personas que han dejado las calles, han regresado con su familia, y muchas que han recuperado sus trabajos.

“Hay bastante frutos, no solamente de personas que han dejado las calles, sino la superación de otros factores que han afectado a las personas, por ejemplo matrimonios en crisis, personas que querían quitarse la vida, ludópatas que han dejado de jugar,” destacó.

Cuaresma

Durante la Cuaresma López explicó que el Centro desarrolló la campaña que llamaron: “Yo ayuno para que el pobre desayune,” donde se  pide a las personas que realicen sus ofrendas de cuaresma donándolo a nuestro Centro. Muchos nos han ayudado con dinero, ropa y comida seca.

Con estas iniciativas es como salen los recursos para asistir a las personas que se acercan al Centro a buscar un auxilio tras el pesado caminar en las calles.

“En el Centro ha habido tiempos fuertes, complicados, pero también hemos vistos muchos frutos, uno sabe que cuando viene para acá viene a encontrarse con Cristo sufriente, este Cristo está en las calles, como dice el Papa Francisco en una de sus exhortaciones que Dios está misteriosamente en estas personas, a pesar sus adicciones y su condición de vida”, resaltó Ariel.

La visita del Papa

Una de las experiencias que atesora este proyecto es que fue presentado ante el Papa Francis-co en la pasada Jornada Mundial de la Juventud como una de las obras que desarrolla la Iglesia Católica Panameña.

“Estar cerca del Papa para que conozca esta obra, para nosotros fue un momento de mucha alegría y gozo y estar cerca del Papa nos motiva a seguir”.

Afirmó que durante el encuentro Su Santidad bendijo una piedra y una imagen con la que esperan iniciar el proyecto de construcción de un hogar de recuperación. “Este centro está bien ubicado, a pesar de que es pequeño reúne las condiciones; lo que necesitamos no es un lugar más grande, lo que necesitamos es un hogar de recuperación”, recalcó.

El Hogar de Recuperación

Nos anunció que ya cuentan con 10 hectáreas para poder construir un hogar para que estas personas que están aquí, puedan tener un lugar donde ir.

“En Panamá hay muchos Centros, pero no reúnen las condiciones, por eso es que ellos entran y salen porque se van a quejar de la comida, del trato, en fin de las atenciones, y como iglesia queremos abrir un centro que reúna to-das las condiciones y las normas mínimas de Panamá”, sustentó.