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Elecciones a los pies del Resucitado

Elecciones a los pies del Resucitado

Intensifiquemos nuestras oraciones por las elecciones del domingo 5 de mayo, en nuestras parroquias, movimientos, grupos e instituciones eclesiales.

 

Por Mons. José Domingo Ulloa M.

Estamos en una etapa importante en la que cada ciudadano habilitado para votar, elegirá a las nuevas autoridades gubernamentales. No se trata solo de elegir a un o una presidente, sino a una serie de autoridades como diputados, alcaldes, representantes, etc., a quienes otorgamos nuestra confianza para servir al pueblo panameño.

Hemos señalado la importancia de acudir a las urnas, para ejercer un voto consciente y responsable, pensando en el bien común, de todos, pero con mayor énfasis de aquellos que son los más necesitados.

Las elecciones son un paso importante, que exige del compromiso de todos para que se desarrollen en un clima de paz, evitando confrontaciones, que rompan amistades o lazos familiares.  No vale la pena dividir relaciones tan importantes por candidatos y candidatas.

Estemos vigilantes y demandemos de las autoridades respectivas transparencia y garantías para el respeto a la voluntad democrática expresada en las urnas; y que cada candidato también respete el resultado, sin perjuicio de que pueda usar los mecanismos y procedimientos legales previstos para expresar sus eventuales desacuerdos.

Ante el fatalismo existente que no es posible derrotar el clientelismo, el juega vivo, la corrupción, y todo aquello que atenta con el fortalecimiento de nuestra institucionalidad y democracia, estamos cada uno de los y las bautizados, para dar razón de nuestra fe, con la firme convicción que si es posible transformar las situaciones más oscuras con la luz de Cristo, que vino a iluminar todas las situaciones de nuestras vidas. Y las elecciones son una oportunidad valiosa donde los cristianos podemos aportar en hacer las cosas bien y distintas.

Defendamos la débil, pero existente democracia en nuestro país. Seamos agentes pacificadores de la vida política; frente a los intentos de hacernos entre nosotros enemigos irreconciliables, tratando de alimentar la violencia y la confrontación política. Estemos atentos de aquellos que invierten más tiempo en desacreditar a sus contendientes, que en explicar concretamente cómo van a resolver los graves problemas del país.

En Fratelli Tutti, el papa Francisco señala que “hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común”, (n. 154). Y  lo esencial para un mejor tipo de política, es la capacidad de fomentar el amor social entre las personas a través del diálogo y “perspectivas nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar profundamente desde su interior las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos”.

 

El 5 de mayo damos un paso importante, al elegir nuevas autoridades, pero queda el reto mayor, después de ese día; y es sumar voluntades para construir el Panamá que todos queremos, por eso las elecciones no pueden dejar a un país irreconciliable. De todos depende que no sea así.

 

Entendamos que somos pocos en Panamá con inmensas riquezas, pero con grandes injusticias sociales, y que unidos, escuchándonos, dialogando y construyendo un proyecto país, sin exclusión de nadie, podemos tener el Panamá que todos nos merecemos.

Intensifiquemos nuestras oraciones por las elecciones del domingo 5 de mayo, en nuestras parroquias, movimientos, grupos e instituciones eclesiales, para que sea Jesucristo, el Señor de la historia, quien gobierne a nuestro país.

Estamos en una etapa importante en la que cada ciudadano habilitado para votar, elegirá a las nuevas autoridades gubernamentales. No se trata solo de elegir a un o una presidente, sino a una serie de autoridades como diputados, alcaldes, representantes, etc., a quienes otorgamos nuestra confianza para servir al pueblo panameño.

Hemos señalado la importancia de acudir a las urnas, para ejercer un voto consciente y responsable, pensando en el bien común, de todos, pero con mayor énfasis de aquellos que son los más necesitados.

Las elecciones son un paso importante, que exige del compromiso de todos para que se desarrollen en un clima de paz, evitando confrontaciones, que rompan amistades o lazos familiares.  No vale la pena dividir relaciones tan importantes por candidatos y candidatas.

Estemos vigilantes y demandemos de las autoridades respectivas transparencia y garantías para el respeto a la voluntad democrática expresada en las urnas; y que cada candidato también respete el resultado, sin perjuicio de que pueda usar los mecanismos y procedimientos legales previstos para expresar sus eventuales desacuerdos.

Ante el fatalismo existente que no es posible derrotar el clientelismo, el juega vivo, la corrupción, y todo aquello que atenta con el fortalecimiento de nuestra institucionalidad y democracia, estamos cada uno de los y las bautizados, para dar razón de nuestra fe, con la firme convicción que si es posible transformar las situaciones más oscuras con la luz de Cristo, que vino a iluminar todas las situaciones de nuestras vidas. Y las elecciones son una oportunidad valiosa donde los cristianos podemos aportar en hacer las cosas bien y distintas.

Defendamos la débil, pero existente democracia en nuestro país. Seamos agentes pacificadores de la vida política; frente a los intentos de hacernos entre nosotros enemigos irreconciliables, tratando de alimentar la violencia y la confrontación política. Estemos atentos de aquellos que invierten más tiempo en desacreditar a sus contendientes, que en explicar concretamente cómo van a resolver los graves problemas del país.

En Fratelli Tutti, el papa Francisco señala que “hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común”, (n. 154). Y  lo esencial para un mejor tipo de política, es la capacidad de fomentar el amor social entre las personas a través del diálogo y “perspectivas nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar profundamente desde su interior las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos”.

El 5 de mayo damos un paso importante, al elegir nuevas autoridades, pero queda el reto mayor, después de ese día; y es sumar voluntades para construir el Panamá que todos queremos, por eso las elecciones no pueden dejar a un país irreconciliable. De todos depende que no sea así.

Entendamos que somos pocos en Panamá con inmensas riquezas, pero con grandes injusticias sociales, y que unidos, escuchándonos, dialogando y construyendo un proyecto país, sin exclusión de nadie, podemos tener el Panamá que todos nos merecemos.

Intensifiquemos nuestras oraciones por las elecciones del domingo 5 de mayo, en nuestras parroquias, movimientos, grupos e instituciones eclesiales, para que sea Jesucristo, el Señor de la historia, quien gobierne a nuestro país.