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Escuela y familia: juntos formando el futuro de los ciudanos de este país

Escuela y familia: juntos formando  el futuro de los ciudanos de este país

MONTGOMERY A. JOHNSON MIRONES, OCDS 

Hemos insistido en otras ocasiones del vital rol que juegan los padres de familia como primeros maestros y catequistas de los niños y jóvenes de este país. Por eso, la formación en valores y principios viene desde la casa, se refuerzan en la escuela, para ponerlos en práctica el resto de la vida.  Mientras que, en el aula hay una formación que va más en el sentido académico.

Valores y academia, uno no excluye al otro.  De hecho, ¡tienen que ir juntos! Más aun, el crecimiento en valores será más importante para la vida, ya que será lo que caracteriza nuestra antropología y sentido humano cristiano.  La ejemplaridad de vida que demostremos ante los demás, será una carta de presentación más valiosa a largo plazo. Pues si los numerosos títulos y diplomas que ostentamos, nos acreditan como profesionales idóneos; nuestra conducta y testimonio de vida nos acreditará como personas. Es decir, nuestro sentido de ser persona, les da plenitud a nuestros logros de índole más académico y profesional.

Para lograr esto, debemos tener claro que como sociedad todos jugamos un rol en la construcción del futuro, como un equipo. La juventud es formada por diferentes jugadores, con roles diversos, pero con un objetivo común.  Hacemos hincapié en el vocablo “formada”, y no decimos “educada”. ¿Por qué? Pues la educación tiene varias dimensiones, y apuntamos siempre que más que educar (que tiene una connotación académica) queremos formar.

La formación es integral, y requiere que los distintos actores de la educación nacional vayan alineados, estos son: padres de familia, el magisterio, el sistema…y también los educandos, porque estos no pueden ser meros espectadores, si queremos que sean líderes, tienen que ejercer responsablemente su representación, siendo proactivos más que solo agentes pasivos de toda esta mancuerna.

¿Qué queremos de los Padres de Familia? Que ejerzan su rol de primeros formadores, que tengan la autoridad para guiar sus hijos, en hábitos, actitudes y valores con firmeza y amor. Ellos incentivarán sus hijos a ser naturalmente curiosos, adquirir los buenos modales y urbanidad. No le tengan miedo a decirle “no” a sus hijos, los límites hay que establecerlos desde chicos para que los niños crezcan sabiendo cómo deben comportarse ante distintas personas y distintas circunstancias. Nuestra sociedad está fundada sobre reglas que hay que cumplir, enséñeles a cumplirlas y no cuestionarlas basados en un relativismo acomodado.  Por favor, jamás contradigan a los maestros frente a sus hijos, ya que además de ser una falta de respeto ante quienes están con sus hijos gran parte del día, desautoriza y rompe el vínculo de armoniosa convivencia escuela-hogar.

Y de los maestros, ¿cuál es nuestra expectativa? Recordar ante todo nuestro rol, no somos los padres de los estudiantes ni sus amigos. Jamás trates a los niños como no te gustaría que trataran a tus hijos. Fórmalos con disciplina: firmeza con amor. Bríndales la atención más personalizada que puedas, especialmente los llamados de atención, para que jamás su dignidad sea vulnerada. Enséñalo a pensar, analizar, producir y crear información, no solo a repetirla. Autoevalúate constantemente, revisa si estás logrando que sean ellos quienes aprendan más, no siempre que enseñes significa que están aprendiendo. Pregúntate, ¿en qué fundas tu vocación del magisterio? Capacítate continuamente, y mantente disponible para poner en práctica nuevas metodologías que logren un vínculo, no solo a nivel intelectual con la materia, sino emocional. Esto es así porque se aprende más cuando hay sentimiento y emoción: cuando sea así, la atención llegará de forma automática y no tendrás que pedirla.

Así, la escuela y familia tienen que ir de la mano al fin común. Entre padres y maestros hay un llamado natural a hacer una alianza indisoluble. Recordando que ni unos ni los otros son el objeto y sujeto de la educación: sino que son nuestros niños y jóvenes, y hacia ellos, por su bienestar (que será el nuestro mañana) debemos enfocar nuestra dedicación y esmero, siempre pidiendo por la iluminación que nos da el Maestro de Maestros: Jesús, Nuestro Señor.

Tome Nota

  • DOCENTE. Capacítate continuamente, y mantente disponible para poner en práctica nuevas metodologías que logren un vínculo intelectual y emocional.
  • PADRE DE FAMILIA. Ejerzan su rol de primeros formadores para guiar a sus hijos, con autoridad, firmeza y amor. 
  • SOCIEDAD. Debemos tener claro que como sociedad todos jugamos un rol en la construcción del futuro, como un equipo.