Espiritualidad también en cautiverio

Espiritualidad también en cautiverio

Marianne Colmenárez 

“Los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis de Panamá, durante la pandemia han dejado de ir físicamente, no por voluntad sino porque no los impide la Dirección General del Sistema Penitenciario”, así lo expresó Fray Francisco Palomares, secretario de la Pastoral.

Considera que si van a las cárceles,  cumpliendo con las medidas de bioseguridad,  protegidos con las mascarillas y lógicamente menos personas, podrían seguir cumpliendo con la misión de  acompañar a estos hermanos que tanto los necesitan. 

“Hay un miedo importante, frente al hacinamiento que existe. Le tengo respeto al Covid-19, pero no temor. He asimilado que debemos seguir viviendo y sirviendo con la mascarilla puesta y el lavado constante de manos, así estamos en todas las celebraciones de la parroquia”, dijo. 

Como todos los años tienen previsto celebrar las eucaristías en honor a Nuestra Señora de la Merced, patrona de los privados y privadas de libertad;  el próximo 24 de septiembre en todos los penales del país. Sin embargo, manifiesta que, “solo estamos esperando que autoricen nuestra entrada”.

Explica que durante la pandemia solo le permitieron entrar en dos ocasiones al Centro Penitenciario La Joyita. Pudo celebrar dos veces la eucaristía en el mes de agosto y no le han vuelto a ceder el permiso para poder entrar. 

Ante esta situación complicada para los voluntarios, ellos siguen aprovechando el tiempo para  continuar con su formación como agentes y han insistido en fortalecer la red de solidaridad que han creado.  

“Gracias a donaciones de particulares se tienen sillas de ruedas, andaderas, bastones, sillas ortopédicas para baños y colchones. Solo esperan que cedan el permiso para hacer la entrega de dichos equipos”, manifestó Fray Francisco.  

CABINAS.  Instaladas para que los abogados puedan atender.

Compromiso de corazón

Alina Roux y su esposo Eddy Winssinger son laicos comprometidos de la Pastoral Penitenciaria. Ella expresa que los voluntarios se mantienen activos buscando donaciones en sus movimientos y en las parroquias.

“Hemos mantenido esa cercanía con algunos muchachos extranjeros que han salido de la cárcel, y por la situación de la pandemia no han podido irse a sus países. También mantenemos contacto con las familias sufrientes de algunos privados”, expresó. 

CARIDAD. Para los privados de libertad en medio de la pandemia.

Estuve en la cárcel y viniste a mí 

Luis Alberto Hernández, asesor de comunidad misionera juvenil Menaheem, manifiesta que junto al Centro de Atención San Juan Pablo II han podido seguir ayudando a la población del Centro de Cumplimiento de Menores en Pacora. 

“Desde marzo, realizamos una visita al mes para dejar a la Administración del Centro los artículos de aseo personal, así como desinfectante y cloro  para áreas comunes.  Para el 26 de septiembre, en honor a Nuestra Señora de la Merced entregaremos una vez más productos de higiene y también comidas recién elaboradas para todos los jóvenes de este Centro”, expresó.

PATRONA. De los cautivos y de los marginados.