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Estamos llamados a acoger, proteger, promover e integrar

Estamos llamados a acoger, proteger, promover e integrar

En su mensaje firmado el 15 de agosto de 2017, el Sumo Pontífice recuerda que ha señalado en repetidas ocasiones cuánto le preocupa “la triste situación de tantos emigrantes y refugiados que huyen de las guerras, de las persecuciones, de los desastres naturales y de la pobreza”. Esto le motivó a formalizar la creación de una sección específica en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano.

La Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, se celebra hoy y se nos invita a profundizar en este mensaje del Papa titulado: “Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados”.

En el 2017 aumentaron las solicitudes de refugio en la Oficina Nacional para la Atención de los Refugiados (ONPAR). Según Jorge Ayala, director de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Panamá, “aún tenemos un largo camino que recorrer para cumplir con los anhelos del Santo Padre.  Basta con profundizar en el mensaje que nos regala para evaluar en qué condiciones estamos, y qué estamos haciendo”.

En relación a la acogida,  el Papa nos exhorta a ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal a los países de destino. En Panamá, sólo observamos que nuestras leyes migratorias son restrictivas. Explicó Ayala que “sólo pueden migrar aquellos que cuenten con recursos propios para sostenerse, sin embargo, seguimos proyectando al país como una economía pujante. Esto es un factor de atracción poderoso para todos aquellos que viven sin esperanza de alcanzar una vida mejor en su propio país”.

Cuando se habla de la protección, Francisco hace un llamado a los Gobiernos del mundo para que aseguren una adecuada asistencia consular, la posibilidad de abrir  cuentas bancarias y la garantía del básico para la subsistencia vital.

Aquí muchos hermanos de diferentes países reclaman protección internacional en Panamá. El proceso de determinación de la condición de refugiado es largo, sin garantía y sin derecho a poder sostener a la familia a través de un trabajo digno. Se les obliga indirectamente a caer en la ilegalidad laboral, en la trata de personas, especialmente en la esclavitud laboral.

En la promoción, Ayala señala que todos los programas sociales: salud, educación y vivienda, están dirigidos a los panameños y en los pocos que aceptan extranjeros, les exigen su residencia permanente en Panamá.

No es sólo responsabilidad del Estado, cuando el Papa habla de integración vemos que algunos sectores lamentablemente promueven la intolerancia y hasta la xenofobia. “Nos aproximamos a las elecciones generales y sabemos que estos temas movilizan a los electores”, dijo el director de la Pastoral de Movilidad Humana.