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Exhortación de los Obispos panameños: "¡Dar razón de nuestra esperanza!"

Exhortación de los Obispos panameños: "¡Dar razón de nuestra esperanza!"

La Conferencia Episcopal Panameña llama al pueblo a construir un país justo y reconciliado, destacando los desafíos nacionales y el Jubileo 2025 como camino de esperanza.

 

Comunicado / CEP

Los obispos de la Iglesia católica en Panamá, reunidos en Asamblea Plenaria, (No. 222), del 6 al 10 de enero del 2025, a la luz de la Palabra de Dios y de la enseñanza social de la Iglesia, hemos puesto nuestra mirada en las situaciones que vive actualmente nuestro país, recordando de corazón a todos los que han dado su vida por engrandecer esta nación.

Hemos elegido una nueva Junta Directiva de la Conferencia Episcopal Panameña, para el período 2025-2028: Presidente, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta; Vicepresidente, Mons. Edgardo Cedeño Muñoz y Secretario General, Mons. Luis Enrique Saldaña Guerra. Agradecemos a la directiva saliente el servicio prestado durante dos trienios.

Monseñor José Domingo Ulloa, presidente actual de la CEP.

Recibimos el Nuevo Año, con la gracia del Jubileo ordinario del año 2025, “Peregrinos de Esperanza”, convocado por el Papa Francisco, a través de la Bula “Spes non confundit” (“La esperanza no defrauda”). El Santo Padre abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, la Noche Buena de Navidad del 2024, dando inicio así al Jubileo ordinario que “es un evento que nos impulsa a buscar la justicia liberadora de Dios sobre toda la tierra” (Francisco, Mensaje de Paz, 1 ene 2025).

Este Año Jubilar será un tiempo de gracia en el que Dios nos concede todos sus bienes para nuestra renovación interior. Tiempo de penitencia, de recibir el perdón de Dios; tiempo de conversión personal, comunitaria y social; tiempo de crecimiento en la vida cristiana, de perdonar a los demás, de recomponer las relaciones personales rotas en la familia, en el trabajo, en el ambiente; tiempo de reflexionar profundamente sobre el sentido de nuestra existencia y sobre la llamada a orientar nuestras vidas según los valores del Evangelio; tiempo de adoptar un nuevo estilo de vida.

El Jubileo es también una ocasión excelente para hacer una parada en el camino, reflexionar y discernir, y proyectar el futuro de un modo nuevo, resolviendo los problemas del presente con determinación, y afrontando el futuro desde la esperanza.

 

Realidad nacional

Consideramos que Panamá pasa por un momento histórico decisivo, complejo, que exige de todos escucha, reflexión, diálogo, unidad y compromiso para transformar cada dificultad en oportunidad de fortalecimiento como nación, y trazar caminos de justicia, de reconciliación y de bien común. 

El Papa Francisco nos exhortó recientemente a seguir creyendo en la posibilidad de la paz, porque ella es una construcción social y una tarea en permanente progreso, que implica un trabajo paciente y valiente de cada uno y de todos. No podemos marginarnos, ni equivocarnos, ni encerrarnos en intereses reducidos o particulares en el cumplimiento de esta responsabilidad histórica de encaminar el país por las sendas de la justicia, la paz y la reconciliación.

Monseñor Luis Enrique Saldaña, obispo de David.

Nuestro país enfrenta serios desafíos. Enumeramos sólo cuatro: la necesaria y urgente reforma de la Caja del Seguro Social; la posible reapertura de la mina; el problema del agua para el consumo de la población y la operación del Canal; y la elaboración de una nueva Constitución. Estos desafíos los tenemos que abordar con mucho diálogo, sinceridad, humanidad, mucho respeto a la dignidad de todos, y con un inmenso cuidado por la Casa Común.

Consideramos que, a partir del diálogo, hay que identificar las necesidades ciudadanas y afianzar la relación entre Estado y sociedad civil, para que los diferentes sectores poblacionales se sientan debidamente representados por las instituciones gubernamentales y por sus organizaciones. Es imperativo que el diálogo y el cambio social se hagan sin violencia y sin destrucción de lo que ya, con esfuerzo, se ha construido. 

Al conmemorarse los 61 años de la Gesta del 9 de enero de 1964, que impulsó a jóvenes y a todo un pueblo a defender nuestra soberanía, se ha reavivado el sentido patriótico ante las preocupantes expresiones públicas que pretenden atentar contra nuestra soberanía, desconociendo la lucha y sacrificio generacional que nos permitió ondear una sola bandera en todo nuestro territorio nacional.

Estos históricos acontecimientos nos invitan a seguir construyendo un país donde todos podamos vivir dignamente. Este desafío debe ser motivo para transformar la fuerza de nuestro amor por Panamá en unidad y compromiso, derribando muros de odio y rencor, y construyendo puentes de paz y justicia.

 

Por eso hoy más que nunca, debemos mantener viva esa memoria histórica, grabándola en la conciencia de niños y jóvenes para que rechacen la indiferencia y abracen los valores que forjan nuestra identidad nacional.

 

Es necesario avanzar hacia la realización de un proyecto común de país, en el que la dignidad humana sea respetada en todas las circunstancias, más allá de posiciones ideológicas o sectarias; la política y la economía sirvan al bien común y se disipe toda sombra de corrupción y haya oportunidades educativas, de salud y laborales para todos. Esto conlleva superar toda polarización.

 

Conferencia de Prensa desde la Casa de Retiros Monte Alverna.

 

Invitación a nuestra Iglesia

En reciente reunión, los obispos de Centroamérica dijimos que “queremos ser una iglesia que acompaña, que escucha y que camina junto a los empobrecidos, reconociendo en ellos el rostro de Cristo” (Sedac, 29 nov 2024). Tenemos que llevar esto en el corazón y hacerlo materia de nuestra oración, de nuestro discurso, de nuestras actividades, de nuestros deseos. 

 

No podemos ser buenos cristianos si no somos buenos ciudadanos.

 

Por ello, hacemos un urgente llamado a los miembros de nuestra Iglesia y a todos los ciudadanos de buena voluntad a “encontrarnos con el amor de Jesucristo”, que nos transforma para ser “capaces de tejer lazos fraternos, de reconocer la dignidad de cada ser humano y de cuidar juntos nuestra casa común.” (Papa Francisco “Dilexit nos”, 217).

Nos solidarizamos con la Conferencia del Episcopado Dominicana, que manifiesta “su rotundo desacuerdo ante los recientes actos de agresiones perpetradas por la empresa minera Barrick Gold, con el apoyo de miembros de la Policía Nacional y el Ejército de la República Dominicana, contra la comunidad Arroyo Vuelta, en la que también están afectadas cinco comunidades de la zona, pertenecientes al distrito municipal de Zambrana, municipio de Cotuí”.

Ante la realidad que vive el hermano pueblo de Venezuela les invitamos a seguir orando por que se respete la voluntad popular manifestada en las pasadas elecciones, y se alcance la paz, la reconciliación de todo el país.

Vivamos a plenitud este Jubileo de la Esperanza, como un tiempo de gracia para la conversión personal, la transformación social, la renovación medioambiental, caminando juntos para recuperar la confianza en los vínculos interpersonales, las relaciones internacionales y la dignidad de las personas, especialmente de aquellas históricamente excluidas y marginadas del desarrollo.

Que Santa María la Antigua, Madre de la Esperanza, siga acompañando a nuestro pueblo para que alcancemos nuevas victorias en el campo feliz de la unión.