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Familias cultivaron grandes experiencias de fe con peregrinos

Familias cultivaron grandes experiencias de fe con peregrinos

Las experiencias vividas por las familias de acogida durante la Jornada Mundial de la Juventud dejó invaluables pasajes de fe en la vida de quienes han experimentado ese grito de esperanza en sus peregrinos y voluntarios.

Y es precisamente en las familias de acogida donde se encuentran importantes gestos de fe, como sucedió con dos familias y 11 peregrinos, la familia Hudson Orozco integrada por Krozvia Orozco y sus hijos Enrique Díaz y Leara Hudson quienes residen en La Cresta en 4 Altos.

Esta familia participa en la parroquia Santuario Diocesano Nuestra Señora del Carmen y recibieron tres peregrinos desde Brasil, República Dominicana y Santa Lucía (Isla del Caribe). Destacan que a pesar de la barrera del idioma, esto no fue impedimento para comunicarse entre todos.

Krozvia señaló que esta experiencia fue gratificante, porque pudieron compartir como familia los espacios que se permitían, y también pudieron llevarlos a conocer parte de la provincia y la ciudad, lo que fue muy enriquecedor”, explicó.

Era hermoso tener la casa llena y escuchar varios idiomas; unos tratando de entender o buscando en el celular las traducciones, compartir los vídeos y cada uno sus vivencias.

“Era como escuchar a mis hijos cada vez que les pregunto ¿Cómo fue tu día?, me sentí como su mamá y puedo decir que de cada uno de ellos aprendí algo y se quedaron con una parte de mi corazón, así como yo me quedé con una parte del suyo”, enfatizó la Señora Krozvia.

Por su parte Leara señaló que durante toda esta etapa en la que se organizaron las inscripciones como familia de acogida, vivieron muchos cambios. “Ahora siento y estoy convencida de que Dios necesitaba que yo tuviera mi corazón y mi mente disponible para todo lo vivido”, dijo.

Otra familia que vivió la experiencia fue la de Fernando Angulo y Lizneth Orozco y sus hijos Fernando y Liznara que compartieron con 11 peregrinos.

Ellos relatan que el día del cierre diocesano se quedaron en casa para que cuando los peregrinos necesitaran usar los servicios, agua o descansar todo estuviera disponible; prepararon una olla de sopa y, de repente llegaron aproximadamente 40 peregrinos nacionales de la región de Costa Abajo, quienes estaban desde tempranas horas bajo el sol, y pudieron brindarles un poco a cada uno, además de un espacio y lugar para su equipaje.

“Sin duda serán momentos muy difíciles de olvidar; esta experiencia nos ha dado mucho más de lo que podíamos imaginar”, puntualizó.