Goza, disfruta a tus padres, mientras los tengas, mientras Dios te los deje para que convivas con ellos. Aprovecha su experiencia, déjate guiar por sus consejos y experiencia…que eso te ayudará a madurar más y mejor.
Aunque seas mayor de edad siempre requerirás de una sugerencia u opinión, y sí has formado tu propia familia, recuerda que: Dejar, no es sinónimo de abandonar, olvidar, desatender a tus padres, porque eso es ingratitud. Y lo que tus hijos ven que haces con tus padres, tus hijos harán contigo cuando ellos sean adultos.
Busca siempre a tus padres por ayuda, consejos y sugerencias positivas. El cariño de tus padres ¡SIEMPRE! Lo necesitarás. Todos necesitamos de todos.
Los padres nunca podrán decir que ya terminaron su misión con sus hijos…LA MISION nunca termina y perdura hasta los nietos.
Trata a tus padres como quieras que tus hijos te traten a ti. San Francisco de Sales, nos enseña algo muy importante para la enseñanza del amor: “No sólo amar a los demás, sino que los demás sientan y se den cuenta que sí los amamos”.
No seas orgulloso, soberbio y arrogante, sé humilde y sencillo. Recuerda que Dios a través de tus padres te dio el don más preciado, la vida. Y todo lo que tienes y eres se lo debes a Dios y a tus padres.
Y si tus padres alguna o varias veces fallaron…perdónalos; tú no debes juzgarlos. Sólo ellos darán cuenta de sus errores. Sí quieres vivir en paz contigo mismo, perdona y libérate de las malas experiencias, y la felicidad florecerá en tu corazón.
Viniste al mundo para vivir positivamente y no llenarte de odio y rencor, viniste para superarte a ti mismo y ser mejor cada día por tu propio bien y de los que te rodean. Naciste para hacer felices a los demás y para ser feliz tú mismo.