Aunque la política es el arte de trabajar por el bien común, en nuestros ambientes se manifiestan ciertos vicios culturales: se percibe la política como una forma de “sacar provecho” (juega vivo), se utilizan los bienes públicos como si fueran propiedad
de los gobernantes (patrimonialismo: “el Estado soy yo”), el clientelismo, que establece una relación tipo patróncliente entre el político y el ciudadano (“yo te doy el voto, tú me das el cemento para la casa”) o la partidocracia en la cual todas las decisiones importantes dependen de los partidos políticos.Quiero recordar unas palabras de Monseñor Ulloa relacionadas con el comportamiento ciudadano durante la pasada campaña electoral: “El ciudadano debe rechazar, repudiar todo aquello que está fuera de la ética. No podemos seguir reproduciendo, retuitiando mensajes que no ayudan a edificar una cultura democrática y de paz. Son esas pequeñas acciones que realizadas por todos, harán que aquellos políticos que recurren a las campañas sucias, y a estrategias bajas cambien su manera de hacer política, que al final se convierte en politiquería. Son ustedes ciudadanos, los que deben madurar en su opción política. No podemos ponderar lo malo, debemos ponderar todo aquello que edifique. “ (Cita Eucarística XLII).
Detalles
•Caldo de cultivo para los vicios políticos. Sistemas económicos que provocan inequidad, marginación y empobrecimiento de las mayorías, privación de las necesidades y servicios básicos, regímenes que amenazan la libertad, violaciones a los derechos humanos, conflictos étnicos, sociales y religiosos, despojo de los recursos naturales, guerras regionales por el control geopolítico de territorios, son condiciones que generan un ambiente explosivo y provocan que la población, recurre a falsas salidas que ofrecen los políticos de turno .
•Valores de nuestro pueblo. A pesar de ello, nuestro noble pueblo panameño presenta valores y actitudes positivos en la convivencia diaria, como el espíritu de apoyo y solidaridad, con el cual respondemos a las necesidades de nuestros semejantes, en momentos de crisis o catástrofes; por otra parte, a pesar de vivir en pobreza y precariedad, nuestro pueblo todavía manifiesta una cultura de esperanza que confía en que las cosas pueden mejorar.