Una de las dimensiones de la vida matrimonial es el compromiso, involucrando todas las responsabilidades de mantenimiento y manutención del hogar, de la corresponsabilidad en la crianza de los hijos y en este caso, se hace mención también a temas de índole escolar. De manera explícita, ambos padres comparten la corresponsabilidad de los hijos y todo lo que esto trae consigo.
¿Entonces esta división es necesaria?
Muy necesaria, incluso es una responsabilidad liderizada por ambos padres, pero también implica a los hijos.
Esta corresponsabilidad empieza por la pareja, pero debe extenderse a los hijos. Ellos deben ser conscientes que el no ser puntuales, responsables, no trasmitir informaciones del colegio, olvidarse de la mochila perjudica a sus padres y al resto de la familia.
En primer lugar, sugiero que la pareja definan y acuerden cómo van a manejar el tema escolar y la manera en que ambos van a comprometerse con el tema.
Definir estrategias, tiempos, y objetivos claros, del «para qué» me involucro, «para qué» invitamos a nuestros hijos a realizar sus compromisos académicos.
En segundo lugar, es tener claro qué es una visión de equipo, sabiendo que ambos desean un desarrollo y ejecución exitoso de los programas educativos de nuestros hijos
Este inicio de clases puede ser diferente, podemos asumir de manera más asertiva y saludable, estos cambios y responsabilidad desde la dinámica familiar.
Modifiquemos nuestros hábitos mentales y falsas creencias, frente a las «tareas escolares» y su implicación en la vida de la pareja y sus hijos.