Algunos sectores tienen una fuerte experiencia religiosa, pero en no pocos de estos grupos se da una notable ausencia de la dimensión social de la fe. Estos talleres ayudan con ese aspecto.
Por Eduardo Soto
La parroquia fue San Antonio de Padua, Ciudad Jardín. El grupo de talleristas, inicialmente la Pastoral de la Salud de esta comunidad parroquial, se fueron sumando más, principalmente de la Pastoral Social y los Ministros Extraordinarios de la Comunión.
¿La razón de esta conjunción de fuerzas?: la reactivación de los Talleres “Jesús en Los Pobres”, obra creada por el sacerdote jesuita Néstor Jaén (Q.E.P.D.), para ayudar a las comunidades en el diseño del trabajo pastoral en favor de los más necesitados.
¿Qué lograron los de San Antonio? Pues, según sus propias palabras, aprender a mirar, a distinguir. En los Talleres de Jesús en Los Pobres se ejercita eso, la observación desde la fe, desde la Palabra, para diferenciar los variopintos rostros de la pobreza, y diseñar los caminos para afrontarla.
La Pastoral de la Salud en la parroquia San Antonio de Ciudad Jardín ya tiene un camino recorrido. Sobre todo, desde los preparativos de la Jornada Mundial de la Juventud, cuando se activó un dispensario bien equipado que sirve a la comunidad parroquial desde entonces, y los domingos, que es el día de múltiples celebraciones y algunas enfermeras y médicos atienden las necesidades de los asistentes.
Nuevas luces
Fue el diácono de esta parroquia, Jesús García, quien trabajó con el padre Néstor en los años iniciales de los Talleres, quien pensó en dictarlos en San Antonio para reanimar a una Pastoral de la Salud que ya de por sí hacía un gran trabajo.
Con el apoyo de la comunidad Jesuita del Colegio Javier se dio la oportunidad de reanimar los talleres de Jesús en los Pobres, y “pensamos que era indicado para la Pastoral de la Salud y gracias a Dios ha sido exitoso. Además, sirvió para que este servicio se integrara aún más, para lograr una mejor coordinación”, señaló el diácono García.
Los necesitados
Aimeé Urrutia fue una de las responsables del curso dictado, y explicó que Jesús en Los Pobres busca “promover la Pastoral Social, la Pastoral de la atención a las personas vulnerables, para que se escuche el clamor del pueblo de Dios, y que nosotros, iluminados por el Espíritu Santo, podamos llevar ese Amor de Dios a todos”.
“El taller consiste en ocho sesiones, y se da a personas que mediante la oración y la escucha de la Palabra, puedan discernir a qué Dios los llama”, indicó Urrutia.
Tallerista
Opal Jones, enfermera, fue una de las personas que durante dos meses (un poco más, debido a las interrupciones de octubre y noviembre) estuvo buscando la voz de Dios para servir a los pobres.
“Me ha parecido una magnifica experiencia que nos ha ayudado a enriquecernos como personas en la fe, para poder seguir sirviéndole a la comunidad”, subrayó.
“Jesús en los pobres”, opción para hacer que la fe esté viva
El padre Néstor escribió: “En nuestra Iglesia católica panameña, al igual que en otras latitudes, hay numerosas personas y agrupaciones que tienen una fuerte experiencia religiosa. Sienten vibrar en sus corazones la presencia de un Dios que las ama y buscan seriamente, como signo de gratitud, la transformación de sus vidas mediante la conversión y el trabajo evangelizador”.
Pero luego acotó: “Sin embargo en no pocas de estas personas se da una notable ausencia de la dimensión social de la fe. Tal vez por falta de formación, ellas no sienten en lo hondo de sus seres, como cosas relacionadas con el cristianismo, los problemas del hambre, del desempleo y de muchas otras injusticias sociales”.
Concluyó: Como una respuesta a esta situación, un pequeño grupo de personas de nuestra Iglesia Católica Panameña hemos iniciado una experiencia que busca ser religiosa y social, contemplativa y activa, personal y comunitaria: los “Talleres Jesús en los Pobres”.
