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Con la ayuda de Dios podrás superar la timidez

Con la ayuda de Dios  podrás superar la timidez

Según los parámetros establecidos por la mayoría de los medios de comunicación, la persona exitosa es aquella que se muestra de forma desinhibida, audaz, irreverente y que posee una elevada autoestima. Estarás  pensando quizás que con tu timidez será imposible poder triunfar en la universidad, en la parroquia o en tu futuro trabajo.

No crees que puedes cambiar porque la propia timidez se ha encargado de instalarse en tu mente generando pesimismo y baja autoestima, te consideras un incapaz. Esa inhibición social  te afecta causando ansiedades y frustraciones.

Muchas personas consideran que la timidez es un gran problema, pero para un joven creyente no lo es. Si revisas la Palabra de Dios podrás fijarte que los siervos del Señor fueron personas extraordinariamente tímidas.

Vemos personajes  inseguros y hasta acomplejados como Moisés, Timoteo, Jeremías o Eliseo. Hombres temerosos llamados igualmente por Dios para que cumplieran su ministerio como profetas. Ellos fueron capacitados, permitieron que la fuerza venida del Señor dominara sus debilidades. Su fuerza se hizo perfecta en la flaqueza de estos hombres.

La psiquiatra Juana Herrera explica que la timidez no es un trastorno mental pero si es una conducta que genera dificultades en las relaciones interpersonales, familiares, laborales o en  la comunidad.

Afirma que puede surgir de las relaciones en la infancia, donde estuvo presente la falta de confianza, la privación afectiva; la presencia de un padre o madre dominante, la falta de sentido de pertenencia o siempre era excluido en la toma de decisiones en el hogar.

Sugiere que el joven tímido que desee superar esta conducta puede buscar una relación más estrecha con sus familiares cercanos que puedan ayudar en esta situación, e integrarse en alguna asociación con personas que tengan valores claros, con conductas intachables que aporten positivamente  a sus vidas.

La timidez  pone al joven más cerca de los demás, en la empatía, en la aceptación de sus debilidades, en el respeto por el otro. Conocerán si lo piden, el valor del Espíritu Santo, deben enfocarse mediante la oración a buscar la seguridad en Dios.

El Papa Francisco dijo a los jóvenes que “Dios no nos ha dado un espíritu de timidez. El espíritu de timidez va contra el don de la fe, no deja que crezca, que siga adelante, que sea grande”.