La conversión y los fruto de la JMJ

La conversión y los fruto de la JMJ

Pasan los días y cada vez se van conociendo más frutos de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada apenas hace tres meses en nuestro país. No sólo en la vida de los peregrinos y voluntarios que asistieron sino en las familias panameñas que abrieron sus hogares para dar acogida  a los jóvenes del mundo.

Una de esas historias que se van conociendo es la de Minnelli Mahon, una abogada panameña, de 36 años de edad que decidió recibir el bautismo en la pasada Vigilia Pascual.

Se decide luego de haber vivido una intensa experiencia espiritual mientras servía como familia de acogida en la JMJ.

Minnelli nació en medio de una familia adventista y hasta sus 15 años asistió activamente a la Iglesia del séptimo día Dimensión Profética. Sin embargo, la joven influenciada por sus amistades de la barriada Colonias del Prado, también por algunos compañeros del colegio  y hasta  hace poco por un primo que fue a la JMJ en Cracovia,  siempre tuvo un acercamiento a la Iglesia Católica.

Tanto así que cuando supo que Panamá sería sede de la JMJ, inmediatamente hizo contacto con la Iglesia más cercana de su actual casa, parroquia Nuestra Señora de La Candelaria, para inscribirse como familia de acogida.

“Durante esos días Dios hizo de las suyas, sentí que había recibido al mismo Jesucristo al abrirle las puertas de mi casa a Pureza y Marta, dos peregrinas mexicanas, quienes se convirtieron en verdaderas amigas y hermanas. Las chicas iban a sus actividades como peregrinas y por otro lado salía yo buscando boletos para también asistir”, afirmó.

Verdadera amistad

Ariel Moreno estudió con Minnelli en el Instituto Justo Arosemena y  luego en la universidad, siempre han sido buenos amigos. El como laico comprometido llevaba años invitándola a las actividades de su parroquia y Minnelli asistía una que otra vez, reconociendo que al ir encontraba mucha paz.

“Yo simplemente he sido un instrumento del Señor, El es quien ha hecho la obra, poco a poco y en sus momentos perfectos. En este proceso hemos tenido el acompañamiento espiritual  del padre Roberto Betanco y del mismo párroco Rolando Gustavo” aseguró Ariel.

Hoy es su padrino de bautizo y como buen catequista, la inscribió en la parroquia para que su ahijada se prepare de una vez para la primera comunión y confirmación.

La madrina Olga Penado, se siente privilegiada de haber sido elegida para ser parte de este importante momento. “Fuimos vecinas toda la vida y hemos sido buenas amigas desde niñas, la quiero como a una hermana. Me tomó por sorpresa y me ha puesto muy feliz esta invitación” aseguró.