La custodia vigilante de transformó sus vidas

La custodia vigilante de transformó sus vidas

Se van de Panamá los símbolos de la JMJ dejando grandes frutos a su paso, fueron más de dos años recorriendo las periferias no sólo del país, sino de Centroamérica, Suramérica, Estados Unidos y el Caribe.

La Cruz Peregrina y el ícono de nuestra señora «Salus Populi Ro­mani» fueron entregados a los panameños de manos de jóvenes de Cracovia el Domingo de Ramos del año 2017 en Roma. La Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Panamá se prepara para disfrutar junto a los símbolos sus últimas vivencias en suelo istmeño; una gran fiesta de Pascua que inicia el sábado 27 de abril en los estacio­namientos de la parroquia Nues­tra Señora de Lourdes en Carras­quilla desde las 5 de la tarde hasta las 12 y media de la noche.

Así como lo hicieron los jóvenes polacos, nuestros jóvenes sienten la emoción de desprenderse pron­to de dos símbolos, convencidos de haber cumplido con la misión de llevar por aire, mar y tierra el amor de Cristo a todas partes.

Para el Arzobispo Metropoli­tano, Monseñor José Domingo Ulloa, el tener esos dos símbolos entre nosotros se convirtió para muchos en la más grande experienda de sus vidas.

«No podemos olvidar la génesis de este legado, San Juan Pablo II se los entregó en 1984 a la juventud del mundo. Desde entonces, frente a estos signos han orado varios Papas y millones de perso­nas, niños jóvenes y adultos que han encontrado la fuerza a pesar de las diferencias o sufrimientos» afirmó.

Agregó que los católicos no es­tamos solos en el dolor, la Santí­sima Virgen María nos acompaña, por eso San Juan Pablo II, precur­sor de las JMJ obsequió a la ju­ventud la réplica del icono de la Virgen «Salvadora del pueblo romano» para que viajara junto con la cruz por todo el mundo.