, ,

La Iglesia en Panamá eleva su oración por el papa Francisco

La Iglesia en Panamá eleva su oración por el papa Francisco

Durante la eucaristía por el alma del pontífice, el arzobispo de Panamá exhortó a continuar el camino de una Iglesia en salida, como la soñó el Santo Padre: fraterna, valiente y al servicio de los más vulnerables.

 

Por Marianne Colmenárez

La Catedral Basílica Santa María la Antigua fue el escenario de una emotiva y solemne Eucaristía de sufragio por el alma del papa Francisco, quien marcó una época con su pontificado audaz, evangélico y profundamente humano.

La celebración, presidida por el Nuncio Apostólico en Panamá, monseñor Dagoberto Campos Salas, reunió al clero arquidiocesano y a los obispos de la Conferencia Episcopal Panameña.

El Nuncio agradeció a todos los panameños por sus oraciones y cercanía.

La homilía estuvo a cargo de monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo metropolitano y presidente de la Conferencia Episcopal Panameña, quien destacó cómo el papa Francisco encarnó el Evangelio en cada uno de sus gestos y decisiones.

Desde su elección del nombre “Francisco”, como el Pobrecillo de Asís, hasta su incansable defensa de los pobres, marginados y migrantes, el pontífice argentino no solo predicó con palabras, sino con obras visibles.

«Nos enseñó que la Iglesia debe oler a oveja, salir al encuentro, tocar las heridas del mundo con ternura y verdad,» señaló el arzobispo.

Subrayó que Francisco devolvió dignidad a los excluidos, denunció sistemas de injusticia, defendió la vida migrante y mostró al mundo que la fe no es ideología, sino encuentro transformador con el Dios de la misericordia.

 

“La Iglesia post Francisco no será la de otro Papa. Será la nuestra. Y seremos lo que sepamos conservar y multiplicar del Evangelio que él nos recordó,” sentenció

 

Una fraternidad que se hace puente

Uno de los pilares del pontificado de Francisco fue su llamado incansable a la fraternidad universal. El Arzobispo recordó que el Papa nos enseñó a mirar al otro como hermano, sin borrar nuestras diferencias, sino valorándolas como riqueza.

Su encíclica Fratelli Tutti fue citada como su testamento espiritual: un llamado urgente a la unidad en un mundo herido por la división, la indiferencia y el descarte.

“Nos pidió ver en el otro, no un enemigo, sino un prójimo, y construir puentes donde otros levantan muros”, afirmó.

 

Retos de la Iglesia post Francisco

Monseñor Ulloa delineó varios retos tras la partida del papa Francisco: mantener una Iglesia en salida, fiel al Evangelio y cercana al pueblo; conservar el espíritu sinodal, donde todos caminen juntos con apertura y discernimiento; centrar la pastoral en la misericordia, más allá de normas y estructuras, y asumir el compromiso como laicos y pastores, para no delegar en otros lo que todos estamos llamados a vivir.

 

Entre lágrimas y gratitud

Conmovido, el arzobispo metropolitano confesó que el corazón de la Iglesia llora por la partida de un padre. “Lloramos porque su voz, tantas veces firme y otras tantas llena de ternura, ya no resonará como lo hacía. Pero lloramos con la esperanza de la fe que él vivió y nos enseñó a compartir.”

Agradeció a Dios por el testimonio de un Papa que tocó la vida de creyentes y no creyentes, que fue bálsamo para un mundo herido, y que nos mostró el rostro de un Cristo cercano, compasivo y justo.

«Francisco no solo visitó esta tierra, la amó profundamente».

Cuando Monseñor Ulloa recordó su visita a Panamá durante la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en el 2019, destacó que este evento fue un encuentro profundo entre Francisco y el alma de los panameños.  

“Panamá, en sus palabras, no fue solo el escenario de una Jornada Mundial de la Juventud: fue el símbolo vivo de una Iglesia joven, de una nación capaz de soñar y de convocar. Puente entre dos océanos y tierra natural de encuentros”, expresó.

Advirtió a los fieles no dejarse embaucar por tantas opiniones sobre quién y cómo debería ser el Papa siguiente. “La Iglesia no se acaba con la muerte de un Papa; tengamos fe y confianza en el Espíritu Santo, que nos guía y fortalece”, destacó.

Hizo un llamado esperanzador de no copiar al papa Francisco, sino continuar su sueño, que es el mismo de Jesús:  una Iglesia sencilla, que camina con todos, una Iglesia viva y en salida.