Cuando hablamos de la Jornada Mundial de la Juventud pensamos en jóvenes y toda la agenda de actividades que eso conlleva. Y por las ediciones pasadas, podemos notar cómo la presencia juvenil es evidentemente la predominante y cómo los peregrinos del mundo comparten entre risas, bailes, gritos de júbilo y oración. Sin embargo, la JMJ no es un evento exclusivo para los jóvenes entre 15 y 35 años. Se trata también de una vivencia multicultural que las familias del país sede pueden experimentar si abren sus puertas a los jóvenes y por ende, a Jesús.
Ya sea durante los días en las diócesis o la jornada misma, las familias interesadas y anotadas como familias de acogida reciben en su hogar a peregrinos de cualquier parte del mundo para adoptarlos literalmente por el lapso de la jornada. Y podemos decir con seguridad que este compartir entre peregrino – familia supone una de las experiencias más bonitas de la JMJ. No sólo conocen sobre el país a nivel cultural gracias a la familia, sino que se crean lazos de amistad que perduren la distancia entre los países y nos damos cuenta que las diferencias de costumbres e idiomas no resulta una barrera para compartir una misma fe. Es por ello que ahora las familias de Panamá, Nicaragua y Costa Rica deben abrir sus puertas para acoger a estos jóvenes que dejan su país de residencia para explorar, compartir y expresar a vivía voz que la juventud de Cristo está viva y que la JMJ supone una oportunidad para unir nacionalidades y fortalecer la fraternidad en base a la fe. Por eso te invitamos a que desde ya ores en familia y fortalezcas esos lazos tan lindos de amor para dar ese SÍ a la JMJ y dar tu granito de arena al aceptar acoger peregrinos, que al final serán como hijos en Cristo que este evento en el 2019 te regalará.