Monseñor Henry Ruíz, obispo de la diócesis de Trujillo en Honduras, compartió la trágica historia del líder comunitario Juan Antonio López, asesinado recientemente por su lucha contra la explotación minera en su país.
Redacción
Para monseñor Henry Ruíz, la defensa del medio ambiente es inseparable de la defensa de la vida misma: «Compartir esta lucha con mis hermanos obispos me llena de fortaleza, sabiendo que no estamos solos, sino que como Iglesia estamos unidos por esta causa» afirmó en el Encuentro de Obispos de América Latina sobre Iglesia y Minería, llevado a cabo en la Ciudad de Panamá del 7 al 10 de octubre.
Juan Antonio López, delegado de la palabra y coordinador de diversas pastorales en la parroquia San Isidro Labrador, Colón, Honduras, se destacó por su liderazgo en la lucha contra los abusos de la minería en la región. Su trabajo en defensa del Parque Nacional Montaña Botaderos Carlos Escaleras, una reserva vital para el suministro de agua a varios departamentos hondureños, lo colocó en el centro de una peligrosa confrontación con las autoridades y empresas mineras que operan en la zona.
El 14 de septiembre, tras celebrar la Palabra de Dios en su comunidad, Juan Antonio López fue emboscado y asesinado frente a su familia. «Su niña más pequeña estaba en la celebración», recordó monseñor Ruíz, conmovido, «y después de predicar, él se acercó a su hija y le dijo: ‘Pase lo que pase, yo te amaré siempre’. Minutos después, fue asesinado». El relato de su martirio refleja la brutalidad a la que se enfrentan aquellos que alzan la voz contra las poderosas industrias extractivas.
Juan Antonio López se había convertido en una figura clave para la comunidad, no solo por su activismo en la defensa del medio ambiente, sino también por su liderazgo pastoral. Era coordinador de la Pastoral Samaritana, de la Pastoral de Ecología y del Comité de Bienes Comunes de su parroquia, lo que lo hacía un objetivo para quienes buscaban callar la resistencia contra la minería en la región.
Llamado a la justicia y la esperanza
Monseñor Ruíz relató con dolor cómo su comunidad vivió la muerte de López como la pérdida de un hermano: «Cuando nos avisaron de su asesinato, sentimos como si nos hubieran matado a un ser querido, a un hermano de sangre. Juan Antonio no solo era un defensor del ambiente, sino también un hombre profundamente comprometido con la vida de la Iglesia».
El contexto del asesinato de López se enmarca en una larga lucha contra la minería en el Parque Nacional Montaña Botaderos Carlos Escaleras, un área protegida que fue atacada por intereses mineros tras la reducción de su zona núcleo mediante maniobras corruptas en el Congreso Nacional de Honduras.
A pesar de las denuncias y la resistencia pacífica de la comunidad, la minería ha causado graves daños a la región y criminalizado a más de 40 defensores del medio ambiente, ocho de los cuales fueron encarcelados por más de dos años.
Ante este panorama, monseñor Henry Ruíz ha exigido justicia no solo para la familia de Juan Antonio, sino también para todas las comunidades afectadas por las actividades mineras.
«Exigimos que se resarzan los daños causados al Parque Nacional y a las personas que han sufrido la violencia de este sistema. No podemos permitir que sigan asesinando a los defensores de la vida y de la tierra», declaró monseñor.
El Papa Francisco y el testimonio de Juan Antonio López
Durante una audiencia con el Papa Francisco en Roma, monseñor Ruíz tuvo la oportunidad de compartir personalmente la historia de Juan Antonio López.
«Cuando le di la mano al Santo Padre, le entregué una fotografía de Juan Antonio. El Papa se conmovió profundamente y expresó su cercanía con todos los defensores del medio ambiente y los derechos humanos». Las palabras del Papa Francisco, pronunciadas durante el Ángelus, resonaron como un bálsamo en toda la diócesis de Trujillo y en las comunidades que continúan luchando por la justicia en Honduras, afirmó monseñor Henry Ruiz.
«La Iglesia en Honduras seguirá comprometida con la defensa de la vida y la dignidad de las personas. No dejaremos que la muerte de nuestros hermanos caiga en el olvido, sino que nos unimos en su lucha, por un futuro donde el agua y la vida sean respetadas».