La entrega, el servicio y la hospitalidad que se sienten al llegar a la comunidad de Boca la Caja es única. Allí, en medio de la ciudad, y a orillas del mar se esconde un pequeño templo, la Capilla Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Este domingo celebraron sus patronales.
Por Karla Díaz
Allí, en medio de la ciudad, y a orillas del mar se esconde un pequeño templo, la Capilla Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Un lugar lleno de esperanza, por su gente, por su amor a la Virgen María y por su fe en nuestro Señor Jesucristo. Y es que a pesar de que está ubicada en medio de la urbe capitalina, pareciera que sus calles están un tanto olvidadas, el flagelo delincuencial no falta, pero es allí donde se hace presente la gente de la capilla y su gran misión de llevar el mensaje de Amor de Cristo a quien no lo conoce.
Los jóvenes son parte fundamental en este proceso y grupo activo, además son quienes provocan el movimiento de esta parroquia. Los coordina César Ortiz, encargado de la catequesis de Confirmación y la Pastoral Juvenil.
César tiene 25 años, pero recuerda que desde los 5 asiste a esta capilla, ese templo que es su casa, y en la que ha crecido en la fe. “Se trata de rescatar muchachos de 12 y 13 años. Los jóvenes, entre 16 y 17, son más difíciles. Sin embargo, aquí tenemos una mezcla de edades, y hay otros que vienen llegando a confirmación”, destaca.
Para ellos es fundamental hablar con sus padres para que estén enterados de lo que hacen sus hijos los domingos y los dejen asistir, además incorporan actividades recreativas, juegos y dinámicas para que los chicos se intereses y participen.
Una devoción que pasa de generación en generación
Miriam Quintero tiene 54 años de vivir en la comunidad. Apenas se jubiló, sintió el llamado de la Virgen de la Caridad del Cobre para trabajar en su capilla. Como su mamá era Legionaria, decidió seguir sus pasos y hoy sirve con amor a través de la oración en la Legión de María.
“A la Virgen de la Caridad del Cobre tengo tanto que agradecerle, la vida de mi hija, la salud de mi familia, en todo sé que ha intervenido ella y su hijo”, dijo.
Por su parte, Viodelda Sánchez recuerda con nostalgia aquella capillita pequeñita, construida con el esfuerzo de los trabajadores de la comunidad. “Aquí siempre se ha vivido algo hermoso, porque a pesar de que el templo es pequeño, todo se hace con el corazón, con amor… Yo me siento contenta de vivir aquí porque a pesar del área, hay más gente buena y trabajadora que lucha día a día, pero sobre todo que ama a María y a su hijo Jesús”, resaltó.
Juventud activa y colaboradora
Evanyelin Apolayo esperaba con su alba en mano el inicio de la primera novena en honor a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Ella es monaguilla en la capilla, y también es parte del grupo de Confirmación.
Con ella conversamos y nos comentó que vino por primera vez a este templo en el año 2022 y desde entonces se ha quedado, ya que le gusta el ambiente y la colaboración que llevan todos en la capilla, por lo que tomó la decisión de formarse para ayudar en el servicio a los sacerdotes.
“Me gusta cómo la gente que asiste a la capilla se organiza para las diferentes celebraciones, sobre todo para la Semana Santa, el Domingo de Resurrección, y claro la fiesta patronal, que me encanta porque viene mucha gente y se vive un ambiente muy bonito”, dijo.
La comunidad necesitaba una Reina, y nos llegó
Carmen Cecilia de Jaén conoce muy bien la historia de la comunidad y cómo ha crecido poco a poco su capilla. Relata que fue un grupo de personas, interioranos, los que iniciaron la lucha por tener una comunidad.
La capilla era una casa pequeña y los primeros sacerdotes que atendieron a la comunidad fueron los Claretianos. Celebraban las patronales para recoger un fondo, con ello continuar con su construcción y otro para hacer el salón donde se reunían para las catequesis.
“Así empezó todo, hacían fiestas, corridas de toro, cantadera, todas las tradiciones que se vivían en el interior, pero acá en la capital. Luego se involucraron los pescadores para hacer procesiones acuáticas”, destaca Carmen.
¿Pero por qué esta advocación?
La señora Carmen Cecilia asegura que fue una cubana que vivió durante mucho tiempo en la comunidad la que cedió la imagen.
“Como nosotros éramos capilla de puros varones, San Martín, San José, y otros, no teníamos una reina, nos hacía falta nuestra Virgen. Así que esta mujer cubana la trae desde su país y se queda en nuestra capilla”, relata.
Por supuesto, agrega, como la imagen tiene el barco, los pescadores del área inmediatamente se identificaron y la veneran como su patrona, desde entonces.
Esta capilla puede tener 80 años, y claro que se ha avanzado mucho. En la parte pastoral hay mucha gente que apoya. Aunque en el tema devocional, dice Carmen, cree que hay que trabajar mucho más para que no se pierda la esencia del amor a Jesús por su madre.
“Yo siento que para lograr eso somos nosotros los moradores los que necesitamos hacerle ver a la comunidad que esto no se puede perder; somos nosotros dando testimonio, sino no lo hacemos, no estamos haciendo nada en la iglesia”, destacó.
Finalmente, Carmen Cecilia se siente feliz de ser parte de esta pequeña capilla a la que ama con todo su corazón, e invita a todos a celebrar junto con ellos de la fiesta patronal, que cierra hoy con la misa solemne a las 6:00 p.m. y posterior a ello, la procesión por las principales calles de la comunidad.
Una comunidad que cumple su misión
El padre Thiago José tiene 3 meses acompañando el caminar pastoral y espiritual de la comunidad de la Capilla Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, y destaca que son gente muy abierta a Dios.
Los feligreses son muy alegres, lo que es interesante porque traen consigo esa misión que es anunciar a Dios con generosidad a ejemplo de su patrona, la Virgen María.
“Ellos desarrollan las catequesis, la Pastoral Juvenil. Además, ayudan a los enfermos; con ello cumplen con su tarea de llevar la fe a todos los moradores del área, lo que es sin duda un proceso de renovación y restauración, en donde llevan la eucaristía y acogen a los pobres”, puntualiza el sacerdote.