Desde su “fiat” hasta el pie de la cruz, María vivió su compromiso con Dios plenamente.
Por Monseñor Edgardo Cedeño/Obispo de Penonomé
María la primera discípula de Cristo: ella aceptó con fe y humildad la voluntad de Dios desde el momento de la Anunciación. Compartir Su “sí” es el modelo del compromiso bautismal que todos los cristianos católicos estamos llamados a vivir. La vida de María como una vida de servicio: Desde su “fiat” hasta el pie de la cruz, ella vivió su compromiso con Dios plenamente, con total confianza y entrega.
La Virgen María es una figura central en el cristianismo, especialmente en la tradición católica, y es venerada por su profunda fe y entrega. En los textos sagrados, se destaca por su aceptación del papel que Dios le encomendó como madre de Jesús, a pesar de las dificultades y el desconocido futuro que esto implicaba. Su respuesta al ángel Gabriel, “He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra”, (Lucas 1:38), es un ejemplo notable de fe y obediencia.
La participación y compromiso la llevó a estar muy cerca de su hijo Jesús, en su misión, y de manera especial, en su pasión y resurrección, colaborando en la redención. María es ejemplo vivo, que nos invita a vivir nuestro bautismo como fuente de entrega y servicio a la misión.
El bautismo también nos une a la comunidad eclesial, donde estamos llamados a vivir en fraternidad, amor y servicio, al igual que María vivió en comunión con los primeros discípulos.
El compromiso cristiano que hemos asumidos, nos hace ser testigos del Evangelio en el mundo, con humildad y alegría. Así como María hoy nos sigue invitando a despojarnos de nuestras comodidades, para salir al encuentro de los demás, llevando esperanza hoy más que nunca.
El Papa Francisco nos recuerda: “Dios tiene una Madre y de ese modo se ha vinculado para siempre con nuestra humanidad, como un hijo con su madre, hasta el punto de que nuestra humanidad es su humanidad que, al nacer de María, Dios “mostró su amor concreto por nuestra humanidad, abrazándola de forma real y plena”, (Catequesis. De enero de 2023).Ese Sí de la Virgen María, se hizo compromiso desde aquel momento. Puesto que fue aceptado con total libertad, en un discernimiento, meditado y orado, es un, Sí que se hizo proceso de vida y de salvación.
María aceptó el llamado de Dios a ser la madre de Dios, a pesar de las incertidumbres y riesgos que ello conllevaba. Su fe inquebrantable y su disposición a aceptar el plan divino son un ejemplo de confianza y entrega. Su vida ofrece ejemplos profundos de fe, obediencia y amor, que siguen siendo relevantes en la actualidad.
El compromiso de La Virgen María nos lanza grandes retos hoy, el Papa Francisco, resalta el papel de la Madre del Señor que se hace presente en el proceso sinodal y dice: “Como figura central en la espiritualidad y la tradición católica, la Virgen María representa la receptividad y la apertura al plan de Dios, cualidades que resuenan con el espíritu de la sinodalidad.
Ella es vista como un modelo de escucha atenta y obediencia a la voluntad divina, y su papel como madre y guía espiritual puede inspirar la forma en que la Iglesia aborda el proceso sinodal. María, mujer fundamental en el camino sinodal. Con Ella preguntémonos el cómo vivenciar nuestra vocación bautismal junto a otros, involucrándonos, acompañándonos”, (Homilía, 2 de mayo 2023).
No podía quedar fuera la figura de María, mujer y madre en este caminar sinodal, pues su compromiso de acompañar a la Iglesia, Pueblo de Dios, en el proceso de renovación en el Espíritu.
Ella experimentó la fuerza del Espíritu en la escucha atenta, dispuesta a servir sin protagonismo, con la humildad y ternura que le caracterizaron a lo largo de su vida. La primera creyente y discípula, que confió en su hijo Jesús: “Hagan lo que él les diga”, (Jn. 2, 5).
Que Santa María La Antigua siga acompañando a nuestra Iglesia panameña en este caminar histórico.