La reconciliación y comunión más esperadas

La reconciliación y comunión más esperadas

Diamar Díaz Nieto

Huerta Sandoval es un complejo de edificios ubicado en el corregimiento de Santa Ana, el cual tiene una pequeña joya, su capilla, la cual lleva el nombre de nuestra querida madre, Nuestra Señora de La Merced.

Tras el anuncio de la apertura de modo parcial de los templos parroquiales, el gozo se llenó en sus residentes ante el anhelo de volver a comulgar.  Por ello, los religiosos mercedarios, en conjunto con laicos comprometidos, acataron los protocolos de seguridad recomendados por el Ministerio de Salud, para que los que así lo desearan pudieran recibir los sacramentos institutos por el amor de Nuestro Señor Jesucristo, la Reconciliación y la Comunión.

De pronto todas las puertas de los edificios amanecieron con un mensaje preciso y conciso en el que se les explicaba a los fieles sobre cómo acceder a estos signos eficaces de misericordia y las personas poco a poco fueron llegando.

FIESTA. Se organizaron para remozar y pintar la capilla.

El sacerdote religioso mercedario, Fray Francisco Javier Palomares, resaltó el carácter del que reside en Huerta Sandoval, al manifestar que es un lugar que da gusto estar y participar.

“La fe de estas personas es muy bonita, muy viva, muy cercana, muy expresiva y en esa sencillez está la grandeza de esta comunidad de Huerta Sandoval”, afirmó.

Sobre el protocolo admitió que los lunes es abierta la capilla, en un horario de 4: 00 a 5: 00 p.m. tras haber sido higienizada, siguiendo las reglas establecidas por el Ministerio de Salud.

Indicó que hay alfombras con desinfectantes, donde los asistentes pasan sus pies, luego se le toma la temperatura, se le anota el nombre, cédula, temperatura registrada y se les coloca gel alcoholado. Los puestos están señalizados y separados cumpliendo con el distanciamiento de seguridad.

Los que deseen confesarse, detalló entran a la sacristía, la cual es amplia y con buena ventilación, donde existe una separación de dos metros entre el penitente y el sacerdote, quienes, a su vez, portan mascarilla.  Ante todo, confirmó que se cuida que la voz no trascienda para preservar el secreto de confesión.

Tras la absolución del penitente y salida, se procede a higienizar el área. El feligrés podrá orar en los puestos asignados y a los que van a comulgar se le da la comunión en la mano, después de colocarles gel alcoholado.

Otro requisito importante para comulgar es que hayan visto la Misa dominical por televisión o las redes sociales.

Fiesta mercedaria

Con renovado esplendor, la capilla fue remozada y pintada, y no faltaron los padrinos que colaboraron con aportes económicos, para celebrar con alegría a la Virgen de la Merced, por su fiesta, el 24 de septiembre.

Fray Francisco Javier relató que las actividades arrancaban a las 5:15 p.m. con el Santo Rosario, seguido por la novena y a las 6:00 p.m. se celebraba la Eucaristía, la cual además fue trasmitía por el Facebook de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima. El propósito es que, por la restricción de espacios, permanecieran en sus casas, los adultos mayores y los niños.

A pesar de las restricciones, la fiesta mercedaria se celebró con mucho regocijo, en la que los fieles pidieron a María de la Merced, que interceda a Dios padre por el fin de esta pandemia que mantiene a toda la humanidad presa,  por ser ella precisamente, redentora de cautivos.