La organización trabaja en unidad y en la fe, para mejorar la calidad de vida de todos sus asociados y proyectarse solidariamente a la comunidad.
Hace 44 años, la visión y empatía puesta de manifiesto por monseñor Marcos Gregorio McGrath, que debe ser completa entonces arzobispo de Panamá, permitió la creación de la Cooperativa La Solidaridad, cuyo lema es: “Tu empresa al servicio de los católicos”.
El 24 de septiembre de 1980 le fue entregada su personería jurídica. Todo comenzó con una petición de los colaboradores del Arzobispado de Panamá, que en esa época vivían momentos difíciles, por lo que la cooperativa surgió del mismo corazón de la Iglesia católica, explicó su actual presidente, Joel González.
Su primera asamblea constitutiva fue el 7 de noviembre del mismo año, por lo cual celebra su aniversario en esa fecha, y debe su nombre al Sindicato Solidaridad, al cual perteneció el Papa Juan Pablo II cuando era obrero en Polonia.
Es una organización católica cuya misión es promover la participación e integración de los asociados, a través de una estrategia empresarial basada en el ahorro y crédito, ofreciendo servicios, beneficios, formación y capacitación hacia una economía solidaria.
Así, se encamina en consonancia con el pensamiento del papa Francisco, quien argumenta que “cuando el dinero se pone al servicio de la vida, puede ser administrado de una manera correcta por la cooperativa, si es una cooperativa auténtica y verdadera, donde el capital no gobierne a las personas, sino que las personas gobiernen el capital”.
En esa misma línea trabaja su actual presidente González, para quien la experiencia de ser asociado, le ha permitido crecer y aprender a trabajar las finanzas para el bien común.
En sus tres años como presidente, ha conocido sobre leyes y procesos dentro de una cooperativa, lo que le ha permitido valorar la importancia del sentido de pertenencia.
La Solidaridad brinda ayuda en necesidades personales de sus asociados, para resolver compromisos de estudios, familia, casa, autos y demás requerimientos.
“Fue una iniciativa positiva, fueron personas que se unieron por el bien común, y gracias al capital semilla aportado por Cáritas Nacional de Panamá, con el aval de monseñor McGrath, la cooperativa nació dentro de una estructura eclesial. Todos siguen siendo católicos, miembros de grupos, movimientos y pastorales de nuestra Iglesia”, dijo González.
Comenzó con 21 asociados y hoy son más de 100, la mayoría muy competitivos, y entre ellos, obispos, sacerdotes, trabajadores de la Iglesia, empresas privadas, del gobierno, todos con el denominador común de ser católicos, señaló.
Su primera presidenta fue Mireya Díaz (Q.E.P.D.), acompañada del administrador del arzobispado Luis Carrasco y el padre Fernando Guardia Jaén (Q.E.P.D.), quienes impulsaron su creación.
Es una cooperativa de ahorro y crédito cuyos asociados pueden tener cuenta de ahorro, de Navidad, y hacer préstamos de urgencia, rápida recuperación y solidaridad.
Para mantener su funcionamiento, además de las aportaciones de los socios, se realizan actividades como bingos, rifas y tómbolas.
Este año, para celebrar el 44 aniversario, se realizará una cena bailable el 16 de noviembre, a las 7:00 p.m., a la cual se ha invitado a los asociados y cooperativas hermanas, dio a conocer González.
Para pertenecer a la cooperativa, solo se debe profesar la fe católica y mostrar una referencia de un asociado, o carta de un párroco, sacerdote o un responsable de algún grupo apostólico reconocido por la Iglesia.