Nace en un recodo de la llanura que se pierde entre la península de Azuero y Veraguas. El indomable Zaratí recorre una larga distancia hasta el centro de Penonomé, provincia de Coclé donde se forma uno de sus más famosos charcos: «Las Mendozas».
Esta legendaria vía fue utilizada a manera de puerto por los indígenas para transportar madera, granos, lana, pieles, caucho y otros enseres afines. Los balseros depositaban su mercancía en el pequeño llano llamado El Bajito, para que después los comerciantes acudieran a buscar la preciada mercancía.
Este aspecto cultural e histórico propio de los siglos XVIII y XIX es recreado a través del folklore, a partir de la década de 1970, por medio del inolvidable grupo penonomeño 30 – 60, quien organizó el Paseo de Balsas Decoradas.
El Paseo de Balsas decoradas, nos remonta un legado de tradición en un balneario de aguas limpias que a su vez, posee una leyenda que es recordada con mayor fuerza para estos días, en los que las familias acuden a festejar y compartir.
A sus 49 años de celebración, la antiquísima región penonomeña viste sus mejores galas para festejar con su característica alegría.
Las ‘mojaderas’ con aguas frescas y abundantes; la participación de las comparsas con sus lindas princesas y el pueblo, convierten a los carnavales acuáticos penonomeños en un espectáculo colectivo y costumbrista con ribetes únicos en Panamá.
Aunque es una fiesta sin lujos, el júbilo reina extraordinariamente y se manifiesta con esa popular expresión “pa’ carnavales buenos… los penonomeños”.
La lucidez de los famosos carnavales acuáticos los coloca en un lugar de preferencia. El domingo, «Día de la Pollera», se hace honor a nuestro traje típico en un desfile folclórico al compás de alegres tunas y murgas por las principales calles y avenidas de la ciudad ‘zaratina’. El lunes y martes, se viven derroches de alegría.
Continuará de generación en generación la celebración de esta festividad que envuelve cultura, tradición y valores familiares.
