Los jóvenes: signo de esperanza

Los jóvenes: signo de esperanza

Compañía de Jesús

El Padre Arturo Sosa, S.J., Superior General de la Compañía de Jesús, con presencia en 120 países, dice que la juventud es una experiencia intergeneracional; de allí la importancia del joven, de no perder de vista de dónde viene y hacia dónde va. El muchacho debe tener contacto con las generaciones que le preceden, y siempre es un contacto conflictivo, porque tiene que encontrar su propio camino. Valora el espíritu crítico que tienen los jóvenes, del mundo que los rodea. Sobre el tema di-gital como nuevo paradigma que caracteriza a los jóvenes, el Padre Sosa dice: éste marca un cambio antropológico de fondo. El mundo digital cambia todo. Ha cambiado el modo de entendernos como seres humanos, la relación con la fe, con la sociedad, con la familia, con la nación, con el resto del mundo, con el conocimiento. Hay toda una transformación y la fe entra en esa gran transición”. Y agrega: “Antiguamente, la fe se transmitía a través de la familia, la parroquia; hoy la fe se puede transmitir de muchas maneras”.

Sobre la radicalidad de la vida de fe de los jóvenes, el Superior General de los Jesuitas dice que “hoy, el que practica la fe, ha hecho un proceso de elección en libertad. Es una elección madura, libre y auténtica, producto del gran aprecio que tienen los jóvenes por la libertad. Es un cambio muy importante”.

¿Y el Papa, por qué se conecta tan rápido con los jóvenes? Porque hace sentir a las personas cercanas; es una persona que llama las cosas por su nombre y no se avergüenza. Siempre invita al encuentro con el otro, a no hacer discriminación. Es la figura mundial que más se ocupa de poner sobre la mesa a las personas con necesidades.

Agustinos Recoletos

Sobre la espontaneidad de los jóvenes, de la que todos hemos sido testigos durante los días de la Jornada Mundial de la Juventud, en Panamá, Fray Miguel Miró Miró, Prior General de Agustinos Recoletos, dice que cuando se les anima son capaces de sacrificarse por un motivo y un ideal que les satisfaga, pero cuando se sienten engañados responden con desidia e indiferencia. Es un acto de defensa para que no los conduzcan demasiado. “Yo veo en ellos, expresiones de libertad, de afirmación y sentido solidaridad, buscan motivos para vivir, servir, amar y, esto es lo que realmente les llena el corazón”.

Preguntado sobre la magia de la JMJ, de la que todos hemos sido testigos, el Prior General de los Agustinos, dice que la cuestión está en Jesucristo y el Evangelio. Esta es la razón última, porque llega al fondo del corazón. Luego está la figura del Papa que sea, porque proponen al Evangelio. La JMJ no es un hecho aislado sino, que vienetrabajado en las diócesis, en las parroquias, en los centros educativos, entonces lo que viven como grupo pequeño y con un com-promiso concreto, al sentirse arropados, unidos por una multitud, se contagian de esta forma de vivir el Evangelio y esto es revolucionario. Les hace sentir más fuertes y también que su voz se escuche más en la Iglesia y también en la sociedad.

¿La Iglesia escucha a los jóvenes?   Si no escuchamos, si no caminamos con ellos, ¿qué futuro nos espera?   No podemos solo mirar hacia atrás, tenemos que mirar hacia adelante. Yo creo que los jóvenes van unidos a la familia, a la evangelización, a un sentido solidario, de compromiso con los más pobres, de denuncia de situaciones de injusticia. Los chicos vibran cuando tienen un motivo convincente que se les muestra con transparencia, con claridad. Hasta son comprensivos más de lo que parece cuando se reconocen los errores; allí ellos saben distinguir muy bien.

Congregación Salesiana

Los jóvenes son un gran don y por supuesto “sigo creyendo que hemos de invertir en ellos lo mejor que tenemos”, destacó el sacerdote Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de la Congregación Salesiana, presente en 131 países. “Debemos invertir en educación de altísima calidad, en cuanto a la humanidad, formación en valores, que es algo que a veces se descuida”.

Como lo vimos durante la Jornada Mundial de la Juventud, los jóvenes muestran lo que tienen en el corazón; es un principio de vida, de familia. Si creyéramos más en promover los movimientos juveniles, campañas sociales y ayudarles a entender la vida como servicio, como donación, haríamos un gran bien.

Sobre el efecto que han tenido los hechos dolorosos por los que ha atravesado la Iglesia, el padre Ángel Fernández, dice que “en general el anti testimonio, cualquiera que sea, hace daño y el testimonio coherente de vida, de quien venga, mueve corazones. Estamos viviendo bajo la guía primero, de Benedicto XVI y, ahora del Papa Francisco, un momento de gran purificación en la Iglesiacon dolor, pero nos hará mucho bien porque estoy convencido de que será mejor. Primero, porque la sociedad y la Iglesia están mucho más alertas, intolerantes, en nombre de la justicia como debe ser.

“Estoy en Panamá hoy, pero el Panamá del futuro será mucho mejor que hoy; no hay duda”. Sigo haciendo una llamada fuerte a los jóvenes para que no sean víctima de los sistemas; que no renuncien a las grandes convicciones y, que no se vendan al oportunismo de cada momento. Si los jóvenes actúan con un sentido de la verdad, de la justicia, de igualdad, de equidad, el Panamá del futuro será mucho mejor que el de hoy, que ya es bueno”.

En consecuencia, y en esto coinciden las tres Órdenes religiosas entrevistadas por Panorama Católico, “a los jóvenes hay que acompañarlos y formarlos para la vida pública, para el compromiso político, para ser-como muchos los hay- auténticos servidores públicos que buscan el bien”, señala el padre Rector de los salesianos.

Por su parte, Fray Miró, Agustino Recoleto, reconoce que “ los jóvenes son audaces pero son frágiles; necesitan unir fuerzas y, desde el compromiso social, desde una vivencia de fe, apoyarse mutuamente. Ante la sociedad, tienen que asumir una responsabilidad y ellos reclaman ese espacio.

Son críticos a los abusos, a las injusticias. “A mí me estimula mucho estar con los jóvenes, porque viven con alegría su compromiso. Nosotros los necesitamos (a los jóvenes) para que nos transmitan alegría y esperanza. Si no, ¿hacia dónde conducimos al mundo?, sentencia el Prior de los Agustinos.

El padre Sosa, superior de los Jesuitas, dice que una de las grandes responsabilidades de los adultos es invitar y acompañar a los jóvenes a ser parte de la construcción de la sociedad. Esta es una dimensión que hay que cuidar en el desarrollo de los jóvenes. Hay que formar gente para que sea capaz, no solo de participar como ciudadano, sino haciendo gestión de la sociedad para bien de todos, porque gran parte de los problemas que vive el mundo tiene que ver con la ausencia de conciencia política.