Hace seis años solo llevaba la experiencia de servir en su parroquia, en la pastoral juvenil y como voluntario en medios eclesiales. A punto de graduarse como teólogo, comparte cómo el Señor le ha preparado para llevar su Palabra y sus propias reflexiones.
Por Marianne Colmenárez
Marco Enrique Salas Laure se acercó por primera vez a la fe en plena adolescencia, cuando un compañero del fútbol le invitó a la que era su parroquia San Judas Tadeo de Jardín Olímpico.
Allí, vivió momentos inolvidables, asistió a un fin de semana de EJE (Encuentro Juvenil en el Espíritu), se integró en la pastoral juvenil y puso sus talentos al servicio como diseñador gráfico, animador digital y colaborando en las producciones audiovisuales que se inventaban.
“Con el pasar de los años, tras algunas decisiones, estuve acompañando al recordado sacerdote Miguel Pomares en la parroquia Santa María de Cerro Viento y luego en la parroquia San Francisco de Asís de la Caleta, donde el querido Monseñor Rómulo Aguilar me adoptó como un hijo espiritual”, comentó.
Como muchos chicos apasionados por la comunicación fue voluntario en la pastoral de medios de la Arquidiócesis de Panamá y en Radio María. “Fueron conciertos, congresos, eucaristías y mil eventos en los que pude servir como parte de estos equipos”, recordó.
Su nuevo destino
Marco viajó a la cuidad de Bogotá en el año 2017 para participar de una experiencia comunitaria de vida laical dentro del Barrio Minuto de Dios y, a su vez, trabajar en el equipo de evangelización dentro de la emisora de esta comunidad.
Siendo licenciado en Animación Digital y magíster en Creación Literaria, nunca imaginó que el Espíritu Santo comenzaría a obrar a través de personas que le motivaron a discernir sí realmente quería dedicarse a la teología, ya no como un joven curioso que quiere saber más de “las cosas de Dios o de la Iglesia” sino como un joven laico con vocación a la teología.
“Sin duda, mi vocación matriz es la teología y la poesía, por eso me sigo viendo como un laico que sirve como un poeta-teólogo”, aseguró.
Al preguntarle, ¿en qué estado de vida se ve en un futuro?, sin rodeos respondió: “Si le pregunto al corazón, seguro responde que, en compañía de alguien, ya veremos si estoy, en este momento, a la altura de amar y ser amado, cuidar y ser cuidado”.
De lleno con el Sínodo
A pocos meses de graduarse de teólogo en la Pontificia Universidad Javeriana, Marco se mantiene activo en distintas plataformas digitales para acompañar los procesos de crecimiento espiritual de comunidades eclesiales y de laicos de diversos contextos, edades y sensibilidades.
Tuvo el privilegio de participar como misionero digital en el Sínodo Digital de 2022, un evento realizado en el contexto del proceso sinodal, bajo el auspicio del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano.
“Como mi tesis es sobre sinodalidad, estuve orando y pidiendo que aquello que investigo y escribo sea una teología que de frutos para la comunidad”, expresó.
A los jóvenes recomienda dedicar un espacio de contemplación y silencio para luego leer los numerales 206 y 207 de la exhortación apostólica Christus Vivit.
“Siento que no hemos asumido lo suficiente la invitación que yace en estos numerales. Se nos pide que ayudemos a la Iglesia a reconocer lo mejor posible, que no es una unidad monolítica, sino un entramado de dones variados que el Espíritu derrama incesantemente en ella, haciéndola siempre nueva a pesar de sus miserias”, resaltó.

Desde sus plataformas, Marco comparte contenido atractivo, dinámico y pedagógico sobre sinodalidad, los frutos del reciente Sínodo de los Obispos, entre otros temas espirituales y pastorales.
En algunos espacios comparte con invitados de lujo, en sus más recientes fotos se le ve con los teólogos Leonardo Boff y Rafael Luciani.
En la actualidad, desempeña el cargo de Digital Project Manager en Formación Continua de la Escuela de Teología y Ministerios del Boston College y en el Centro Sofía de la Universidad del Sagrado Corazón, de Puerto Rico.