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Navidad es una celebración, desde el interior, para conocer al Dios niño

Navidad es una celebración, desde el interior, para conocer al Dios niño

Es importante el Jubileo 2025, porque es de la esperanza, que está en Dios y en su proyecto para el  mundo. La Navidad de este año es un puente con el jubileo, recalca Bernardo Van Quattem.

 

Por Elizabeth Muñoz de Lao

Uno de los momentos más preciados que tiene el cristiano es la Navidad, porque es la celebración puntual del misterio de la encarnación; es decir, el gran acontecimiento que nos salva. Es Dios que se hizo hombre y habitó entre nosotros.

El padre Jhassir Pacheco pide unirnos más.

Por eso, la Navidad debe ser un momento especial, pero, ante todo, un momento para celebrar desde la fe, sostiene el párroco de la iglesia San Francisco de Asís de La Caleta, presbítero Jhassir Pacheco.

Esta experiencia divina, cada año, debe convertirse en una oportunidad para tener una celebración, primero interior, desde el alma, que nos permita reconocer a Dios niño que viene siempre a nuestras vidas en cada Navidad.

A la vez, dijo, hay que reconocer, contemplando ese misterio, lo bello que es ser humano e hijo de Dios, porque con el nacimiento de Jesús podemos encontrar la belleza de ser persona.

 

Mensaje a jóvenes y niños

Las luces deben representar la luz de Cristo, no el lujo ni el consumismo de la familia.

Para los jóvenes envió un mensaje: celebrar la Navidad es primero reconocer a Jesús como nuestro salvador, y también reconocer esa bondad de que Dios nos ama tanto, al punto de ayudar, con su venida, a ser mejores hijos, personas, hermanos.

Nos enseña a compartir la alegría de la vida y asumir los momentos difíciles y de duelo con esperanza, que para eso también ha venido.

El sacerdote invita a los jóvenes a que se den la oportunidad de celebrar la Navidad, no solo de manera superficial, sino valorando eso que vale mucho más que lo que podemos tocar.

 

Valorar las relaciones humanas, a nuestra familia, a nuestra fe y, sobre todo, orar y buscar a Dios en estos días. A eso deben sumar hacer todo el bien que puedan a través de obras de caridad. 

 

Agrega que los más pequeños, los niños, también pueden ver en Jesús su propio rostro y ellos tienen la linda oportunidad de valorar el don de ser familia, porque el niño Dios se quiso hacer familia, quiso ser uno entre nosotros.

Los invita a que oren por los niños que sufren y hacer cosas buenas por los demás junto con sus papás. Es que los niños pueden pensar en los otros y ayudarlos, aduce.

 

El párroco de San Francisco de Asís de La Caleta envía un mensaje a su comunidad:

“Querida familia, querida comunidad, los invito a celebrar cristianamente la Navidad porque esta es una fiesta cristiana, es Cristo es el que nace. Por eso, es el momento para ir a los templos a escuchar la Palabra, para estar en familia y celebrar la Nochebuena ante el pesebre”.

Asimismo, hace énfasis en la necesidad de unirnos más y reconciliarnos, que es lo que Dios quiere para todos.

 

Publicidad perversa

Por su parte, Bernardo Van-Quathem, sacerdote que ha recibido un doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad Santa María La Antigua, y dejado huellas en las comunidades, en la juventud y en la niñez, argumenta que la publicidad “perversa”, tiene mucho que ver con el consumismo que corroe a la sociedad en este tiempo.

El padre Van Quattem: Lo central es el Señor, que se hace solidario con el ser humano.

El reverendo ha sido párroco, director de la antigua residencia para estudiantes del interior, el Centro Universitario San Felipe, e impulsó la práctica de la catequesis familiar.

Él está convencido de que en esta época se corrompe la mente de niños y jóvenes con publicidad que les inculca ideas comerciales y les quitan el interés y hasta el conocimiento de la humanidad.

Esa es la tendencia que hay, “y nosotros, católicos y los cristianos en general, no estamos reaccionando y muchos caemos en la misma trampa”, lamenta el padre.

Pone como ejemplo que hasta en los nacimientos de algunos templos, se ponen cajas de regalos. Siendo así, ¿cómo no va a penetrar eso en la mente de los cristianos?, se pregunta.

Estas acciones traen como consecuencia que lo central, que es el Señor, que viene a hacerse solidario con el ser humano, no está representado para nada.

 

No se puede dejar a Dios por fuera

De tanto adorno, ya no se ve el verde esperanza.

En cuanto a los jóvenes, es aún más difícil hacerles llegar el mensaje de Cristo en esta época, pues están metidos en la tecnología. La Navidad es la época más adecuada para recalcarles que Dios sea parte de sus vidas, de que realmente, si quieren encontrar la felicidad, no pueden dejar a Dios por fuera porque en algún momento se van a dar cuenta de quiénes son, con toda su pobreza, fallas y limitaciones de nuestra condición humana. Si no se tiene a Dios, se crea un vacío que lleva a la desesperación.

Esta fiesta hay que valorarla en todo lo positivo que es. Por eso debemos ser luz que alumbra en las tinieblas, expresa el sacerdote.

No dejó pasar la oportunidad para que miremos hacia adentro y nos cuestionemos cómo nosotros, como Iglesia, presentamos la Navidad ante la gente, pues una fiesta que debe ser de solidaridad con la pobreza de la humanidad, la hemos transformado en fiesta de lujo, con banquetes, regalos, ropa nueva y lucecitas que ya no representan a Cristo, luz del mundo, sino solo a los colores, creando un ambiente.

A los arbolitos ya no se les ve el verde, color de esperanza, de tantos adornos que les colocan. Ni siquiera tienen identidad, incluso el mismo pesebre hay que tener cuidado de cómo lo presentamos.

La misma liturgia de Navidad, que es muy bonita, a veces la desvirtuamos con lo que colocamos en el altar y las casullas de lujo que usamos, reafirma Van-Quathem.