Obras redentoras que irradian amor y dan libertad

Obras redentoras que irradian amor y dan libertad

Al igual que hace 800 años, los frutos de la Orden Mercedaria se esparcen por el mundo, colocando alas de libertad en el alma de los hijos que abrazan la cruz de Cristo Redentor y veneran la advocación mariana de Nuestra Señora de la Merced, especialmente los que viven en las condiciones más vulnerables.

En uno de los barrios más antiguos e históricos de Panamá, El Chorrillo, estos religiosos, teniendo como sede la parroquia Nuestra Señora de Fátima, realizan una serie de proyectos sociales y de evangelización que han redundado en beneficios para niños, adolescentes y adultos mayores.

En Fátima, la comunidad mercedaria ofrece respuesta a diversas problemáticas entre ellas, la de los adultos mayores que viven situaciones de pobreza o desidia.

Fray Javier Mañas explicó que el Hogar San Pedro Nolasco nace tras observar que en la puerta de la parroquia abandonaban ancianos y porque dentro de este populoso sector también existen edificios de gran altura, los cuales por sus años o por la falta de mantenimiento, no cuentan con un ascensor que funcione, razón por la cual a algunos adultos mayores- que vivían solos, y que presentaban problemas de movilidad- se les dificultaba el encontrar a una persona que los quisiera atender.

El religioso mercedario relata que en la actualidad el Hogar San Pedro Nolasco alberga a 47 adultos mayores, de los que ha presenciado historias tristes, porque algunos de estos señores han sido desamparados. Recientemente se vivió la triste experiencia que un taxista dejó sentado en la entrada de la iglesia a un abuelito y se dio a la fuga.

“Te encuentras también con esa realidad, de ver a estos ancianos que han dado toda su vida, que han hecho todo un trabajo, y que, en estas últimas horas, vivan en esas condiciones”, afirmó.

Entre sus misiones de amor está el alegrarles, darles la dignidad que merecen, ofrecerles sus servicios de salud y compartir con ellos la fe.

Hogar de Niños Federico Humbert Azcárraga

Aunque su inicio en la vida ha sido complicado producto del abuso o el abandono, la parroquia Nuestra Señora de Fátima cuenta con el Hogar de Niños Federico Humbert Azcárraga.

Estos niños han sido remitidos por instituciones como la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENIAF) o por los juzgados de la Niñez para su custodia.

Fray Javier detalla que mientras se les encuentra una alternativa familiar, se les brinda a todos los pequeños la ayuda necesaria además de la educación académica

Centro de Educación Básica Nuestra Señora de La Merced

Uno de los grandes proyectos de los mercedarios en Panamá dentro de El Chorrillo es el Centro de Formación Integral Bilingüe Nuestra Señora de La Merced, donde se acogen a niños desde los 2 a los 14 años.

Siendo su norte la excelencia educativa, también trabajan en la formación humana. Para el fraile mercedario el conocimiento debe ir compaginado con los valores del evangelio de Jesucristo, para que los estudiantes puedan ser el cambio en su comunidad.

Igualmente trabajan en las emociones, ayudándolos a superar sus heridas, causadas por duelos, que no son necesaria-mente por la pérdida física de un familiar, sino también porque algunos de esos chicos deben vivircon la fuerte realidad de ver a sus padres separados; en otros casos porque uno de sus progenitores está privado de libertad o porque fueron abandonados, quedando a la crianza de una abuela o durmiendo de forma errante, en casa de familiares.

De no tratarse, reconoció que, como consecuencia de esos dolores en el alma, en el futuro pudieran algunos pasar por embarazos precoces o convertirse en abusadores físicos de sus parejas.

Tras observar los logros obtenidos a través de este método de enseñanza integral, puntualizó que las repercusiones han sido positivas en el barrio donde se ha visto un cambio de actitud.

“Se va haciendo el trabajo fundamental de educar a los niños y estamos contentos porque se está logrando. Ellos son los que van a hacer ese cambio, y El Chorrillo ya está dejando de ser, ese lugar con connotaciones de muerte y balaceras, donde la gente no quería entrar porque le daba pánico. Se está trabajando muy fuerte, y esta situación ya forma parte de la historia”, concluyó.