Son frutos de elección, frutos de decisión en el discernimiento, en el discipulado al único y gran Señor nuestro, gran maestro Jesucristo.
Débora L. Bravo B.
La feligresía de la parroquia Nuestra Señora de El Rosario, diócesis de Chitré, se regocijó por la ordenación diaconal de unos de sus hijos, Fray Benancio Abel Ortega. Recibió la consagración de manos de Monseñor Manuel Ochogavía Barahona, OSA, Obispo de la Diócesis de Colón-Kuna Yala.
La solemne ceremonia diaconal se celebró el pasado 23 de julio, ante la presencia de Fray Ángel Luis Quintero, Vicario del Vicariato Santo Tomás de Villanueva de Panamá y Costa Rica, y sus hermanos agustinos y agustinas, familiares, así como la comunidad parroquial y amigos; seminaristas y novicios. También estuvo presente el padre Quirilio Matos Batista, Vicario del Vicariato de Las Antillas, que comprende Puerto Rico y República Dominicana.
Fray Benancio completó sus estudios de teología en España. También hizo su servicio pastoral en otras actividades pastorales en colegios y parroquias agustinianas.
En su intervención, Monseñor Manuel Ochogavía Barahona señaló que, a pesar de todas las pruebas y dificultades, ceremonias de consagración como esta, fortalecen y es señal de que del Espíritu Santo sostiene la vida y el quehacer de su Iglesia. “Siento una gran alegría poder participar en este momento en que nuestro hermano es promovido al orden del diaconado”.
Monseñor Ochogavía explicó que los ministerios tanto el diaconado, el presbiterado o el episcopado no están configurados para el bien personal, sino para el servicio a la comunidad. Dijo que “la ordenación de un hermano elegido entre el pueblo, y acompañado por la propia comunidad, es un motivo de alegría, de esperanza, signo de frutos que el Señor espera”.
Al final de la ceremonia, Fray Benancio Ortega manifestó su gratitud. “Doy gracias a Dios por concederme entrar en el orden sagrado, en el grado del diaconado. El corazón de Cristo ha llamado a este pobre corazón que ha querido y quiere decir aquí está mi corazón, por eso recibiendo este sagrado don, también recibo junto a Él una misión, compartir el evangelio a todos los que lo necesitan”, afirmó.
Repuesta a una llamada
Es oriundo de la provincia de Los Santos, de Guánico de Tonosí. Hijo de Clementina Ortega y Justo Moreno, padre adoptivo desde un mes de nacido.
Fue siempre un joven de iglesia, participó en catequesis, pastoral juvenil y en otros movimientos desde que tenía 8 años. Otros caminos se abrieron en su vida, en medio de sus estudios y trabajo, pero cuando tenía 24 años le invitan a participar de un Cursillo de Cristiandad para varones en Damasco, Chitré. Esa experiencia le impulsó a dar un sí a la llamada que Dios le hacía a la vocación religiosa.
Estudió en la Universidad de Panamá, sede Las Tablas, la carrera de Informática Electrónica y Comunicación, después de haber terminado su carrera a los 26 años en el 2013, inició la experiencia vocacional con los Agustinos, acompañado por Monseñor Manuel Ochogavía.
Ese mismo año ingresó al Seminario San Agustín de Panamá y allí realizó los estudios de Filosofía. En los años 2015-2016 inició el noviciado en Penonomé, donde fue parte del primer grupo de novicios de la Orden de San Agustín, sobre todo de América Latina en Panamá.
Actualmente vive en el Convento padre Moisés González en Tolé en Chiriquí, en la parroquia San José, donde desempeña su labor pastoral en el Centro Misionero Jesús Obrero, sirviendo a las comunidades de Tolé.