Desde el servicio a los hermanos en situación de calle hasta la visita a los hogares del barrio, sus fieles encarnan el ideal de una Iglesia en salida.
Por Marianne Colmenárez
Durante casi 60 años, la parroquia San Martín de Porres de Cerro Batea ha llevado adelante su misión evangelizadora, transformando la vida de sus miembros y extendiendo el mensaje de amor de Cristo a los más necesitados.
Acompañados desde hace 11 años por el sacerdote Ángel Alonso como párroco, los fieles de la sede parroquial y sus cinco capillas se esfuerzan por hacer vida el Evangelio en acciones concretas. Desde el compromiso y la solidaridad, han alcanzado los lugares más vulnerables.

La parroquia ha mantenido desde hace una década el programa “Alimentar a Cristo,” una obra de misericordia que, mes a mes, se lleva a cabo con el fin de ofrecer alimento preparado a personas en situación de calle, niños, ancianos y trabajadoras sexuales.
“Este esfuerzo se organiza el último sábado de cada mes, nos reunimos varios matrimonios para cocinar más de 100 platos de comida caliente. A las 7 de la noche partimos desde Cerro Batea en nuestros vehículos, incluida la pick-up de la parroquia para transportar estos a distintos lugares de la ciudad”, afirmó Luis Carlos Cuervo, quien junto a su esposa Leniseel, coordina esta obra de misericordia.
“Casi siempre la jornada culmina a media noche, no descansamos hasta repartir el último plato de comida,” comentó Leniseel, quien recuerda los primeros días en esta misión como un desafío.
“Hemos visto de todo, desde consumidores en plena acción hasta adultos mayores durmiendo en cartones. No puedo evitar llorar, porque allí es donde he visto el rostro sufriente de Jesús, Él nos ha dado fuerzas para seguir”.

Con esa fe inquebrantable, los voluntarios recorren áreas como Calidonia, San Miguelito, Santa Ana, Obarrio y las cercanías de hospitales.
El matrimonio Cuervo explicó que no se trasladan en caravana para alcanzar un mayor número de personas, han llegado hasta los rincones más difíciles de la ciudad.
“Ya nos conocen y hasta nos piden que oremos con ellos. Es un encuentro humano y espiritual, uno que transforma, tanto a quienes reciben el alimento como a quienes lo entregamos,” añadió Leniseel.
Panes y Peces
Otro pilar fundamental de la misión social de San Martín de Porres es el grupo “Panes y Peces”, dedicado desde la parroquia a apoyar a familias de escasos recursos.
Cada mes, brindan ayuda a varias familias en situación económica precaria mediante la entrega de bolsas con alimentos secos.
En ocasiones especiales, como la próxima Jornada Mundial de los Pobres, esta ayuda se extiende para incluir artículos de higiene y ropa, ofreciendo un alivio integral a quienes más lo necesitan.
En misión permanente
La misión evangelizadora de la parroquia San Martín de Porres también se fortalece a través de su Pastoral de Misión y Evangelización, la cual necesitaba una reestructuración tras la pandemia.
El padre Ángel Alonso, reconociendo esta necesidad, solicitó el apoyo de Efraín Álvarez, docente en la Escuela José San Martín, quien se formó como misionero en la Comunidad Católica Fuerza de Dios.
Desde el 2023, Efraín ha liderado con dedicación el proceso de reorganización, trabajando en la formación continua de los laicos para que participen activamente en el trabajo misionero.
“Nos preparamos con cursos de Biblia y técnicas de misión, hemos realizado un mapeo de Cerro Batea para organizarnos por sectores y cuadras,” explicó Efraín.

Con esta planificación y el compromiso de más de 50 fieles, la mayoría adultos mayores, el equipo sale cada sábado a llevar el Evangelio.
“Los adultos mayores nos han demostrado que la edad no es un límite para llevar el Evangelio a las calles. Parece que tienen más energía que muchos jóvenes. Su ánimo y motivación nos inspiran a todos”, comentó.
Además, han desarrollado una aplicación móvil para registrar datos importantes, facilitando futuras visitas y atendiendo necesidades específicas, como la solicitud de sacramentos o la visita de un sacerdote.
La experiencia ha mostrado un alto grado de acogida, incluso de personas que no profesan la fe católica. “Nos han abierto las puertas hasta pastores evangélicos, quienes nos reciben con alegría al ver nuestra labor misionera”, afirmó Efraín.

Un logro de todos
Cada noviembre, la parroquia San Martín de Porres se viste de fiesta para honrar a su santo patrono, celebrando sus fiestas patronales con fervor y alegría.
Este año, los feligreses han tenido un motivo adicional para dar gracias: las recientes remodelaciones del templo, una labor de renovación que inició en 2015 y que ha transformado el espacio sagrado en un lugar más acogedor y digno.
El padre Ángel Alonso explicó que el proyecto ha implicado una renovación integral que abarcó el cambio total del techo, cielo raso, piso, presbiterio, ventanas y el sistema de sonido, y adelanta que aún están en proceso de construir un oratorio, un despacho parroquial y un salón de visita.
“La remodelación ha sido posible gracias a la generosidad y compromiso de los laicos”, señala con gratitud. Estas obras han sido financiadas mediante actividades de recaudación como rifas y tómbolas, logrando avanzar sin necesidad de recurrir a préstamos.
El compromiso de la comunidad ha ido más allá de las donaciones financieras. Numerosos laicos se han ofrecido como voluntarios, aportando su trabajo para reducir costos en diversas tareas, como la demolición del campanario y las jornadas de pintura.
“Jamás olvidaré el día que llegué de una capilla y vi a casi 80 personas unidas pintando toda la parroquia en un solo día; fue un momento que me emocionó profundamente”, recordó el padre Ángel, reconociendo el esfuerzo y el cariño de los fieles.
Cabe destacar que, a lo largo de su historia, la parroquia ha contado con sacerdotes de gran dinamismo que han dejado una huella profunda en la comunidad. Nombres como Francisco Heinen, Bernardo Van Quathem, Carlos Mejía, Domingo Escobar y Jhalmar Broce son recordados por su entrega y contribuciones; sus legados permanecen vivos en el corazón de la parroquia.
También se llenan de orgullo al decir que las vocaciones de los sacerdotes César de León, Justo Rivas y Eric Quirós surgieron de esta comunidad.