La Iglesia católica atiende a este segmento de la comunidad, esas personas que no tienen un lugar para pasar la noche, pero hace falta apoyo por parte de las autoridades.
Por Karla Díaz
El Centro San Juan Pablo II, obra de misericordia de nuestra Iglesia católica, reunió a personas habitantes de calle para realizar un Torneo de Dominó, tardes de fútbol, juegos grupales y más, con el objetivo de celebrar el Día Mundial de las Personas sin Hogar.
En medio de un ambiente de alegría se realizó este compartir para resaltar esta fecha que se celebra desde el 10 de octubre del año 2010, con la finalidad de sensibilizar y concienciar a la población acerca de las personas que no tienen un hogar para vivir o que habitan en viviendas en condiciones infrahumanas e insalubres en varias partes del mundo, así como la discriminación que sufren por su condición.
Ariel López, director del Centro San Juan Pablo II, resaltó la importancia de tomar en cuenta y no olvidar o descartar a estas personas, sobre todo por las condiciones en las que viven.
“Muchos de ellos vienen al centro a recibir diariamente alimentación, ropa, reciben un baño, medicamentos, atención médica y se mostraron contentos de poder participar de esta actividad que, además fue un momento de esparcimiento y recreación”, mencionó.
Habló además de este fenómeno social conocido como sinhogarismo, que se relaciona con las personas que carecen de una vivienda para residir, viéndose en la obligación de vivir a la intemperie o en albergues debido a una ruptura de sus lazos familiares y sociales, así como por no poseer un empleo con ingresos fijos o estables.
¿Por qué se celebra este día si es una realidad que no queremos ver?
Esta celebración es un llamado de atención con el cual se pretenden generar soluciones o propuestas para poder brindar ayuda a todas esas personas que por alguna razón se han quedado sin un lugar en donde vivir, dijo Ariel López, quien como responsable del centro, palpa esta realidad a diario.
Y precisamente esta misma realidad de no tener un hogar, un techo que brinde protección afecta directamente las relaciones sociales y genera un impacto en la salud física y mental de las personas afectadas, lo que a la larga, asegura el Director del Centro, les lleva a conductas como depresión, desintegración familiar y adicciones.
En cuanto a la razón de por qué en Panamá reflejamos tanto esta situación, López asegura que hace falta la aplicación de políticas públicas integrales de protección y restitución de hogares para todas estas personas que se ven afectadas, y que de esta forma se garanticen sus derechos humanos.
Una noche de descanso
Con mucho esfuerzo y apoyo de muchas personas, Ariel junto a su equipo de trabajo, dieron a conocer que en el Albergue San Juan Pablo II en Santa Ana, otra obra de misericordia de la Iglesia, han logrado preparar un lugar de descanso para 30 adultos mayores.
Son 30 camas que estarán a disposición de personas adultos mayores para que pasen la noche, de 6 de la tarde a 6 de la mañana. “Esto lo hacemos con mucho esfuerzo y dedicación para brindarle una respuesta a esos adultos mayores que no tienen dónde quedarse durante la noche”, recalcó Ariel.
Durante la semana, en el centro San Juan Pablo II, realizaron todo tipo de actividades, como: charlas, meditaciones, rosarios en la capilla, juegos de fútbol en una de las canchas aledañas al lugar, todo para conmemorar este día.
