Repartir tantos condones es facilitarles el medio para que den rienda suelta a la inmoralidad y poco respeto hacia un acto que no está en contra de la voluntad de Dios, si se cumple con el fin por él cual lo dejó que es, la fidelidad de la pareja en el matrimonio.
En carnavales hay muchas formas de divertirse sanamente sin caer en los excesos y el libertinaje, que después de toda esa euforia despiertan a la triste realidad.
La práctica de darles condones para que hagan con el sexo lo que les venga en gana, es fomentar el desorden y la falta de conciencia porque debemos aprender a cargar con las consecuencias de nuestros actos, y esa práctica de darles preservativos para que no se “contagien” ni ellos mismos se lo creen, porque bien saben que eso no es seguro, además esos jovencitos que estrenan o estrenarán sexo este año en la algarabía de los carnavales, no tienen ni idea de cómo ponerse un objeto de esos, si muchos no saben ni amarrarse bien el cordón de los zapatos.
El gobierno y las empresas que proporcionan estos preservativos están cometiendo un grave error, so pretexto de evitar contagios, considero que su “buena intencion” va en contra de los valores morales que pregonan la Iglesia católica y todas las otras iglesias cristianas, así como tantas organizaciones decentes de este país que miran con impotencia como se brinda u ofrece en bandeja de plata la ocasión propicia para hacer lo contratarlo a la decencia y la moral.
Por eso, a pesar de nuestra impotencia, para evitar que lo hagan tenemos el arma por excelencia: la oración, que sabemos será nuestro aporte a esta situación tan preocupante que atañe principalmente a la juventud por el mal ejemplo que se le está dando.