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Prevenir el femicidio y la violencia doméstica es una tarea de todos

Prevenir el femicidio y la violencia  doméstica es una tarea de todos

Aunque diversas instituciones del Estado, año tras año, realizan acciones para luchar contra la violencia hacia las mujeres y avanzar en la prevención, sin embargo, a pesar de los esfuerzos las cifras siguen siendo alarmantes. 

Según las estadísticas que publica el Ministerio Público, el año 2019 cerró con 20,382 denuncias registradas por el delito contra el orden jurídico familiar. Entre estas, 16,851 denuncias por violencia doméstica; 21 femicidios, 29 muertes violentas de mujeres no consideradas femicidios, según valoración del Fiscal del caso y 5 casos en grado de tentativa. 

En el año 2018 se registraron 20 femicidios, pareciera que este fe- nómeno no se detiene, y las estrategias ejecutadas para combatirlo 

no han sido suficientes.
Para la Organización Panamericana de la Salud la violencia contra la mujer por parte de la pareja continúa siendo una violación de derechos humanos y un problema generalizado de salud pública en América. 

La médico psiquiatra Alexandra Araujo señala que a nivel hospitalario, es poco habitual recibir en los consultorios estos casos, por miedo o vergüenza de la víctima. Sin embargo, a nivel de atención primaria en los centros de salud es usual recibir al agresor por medio de una medida establecida por un juez, y a la víctima luego de la denuncia. 

Causas del flagelo 

La violencia machista deriva en uno de los flagelos que impactan a la sociedad. Cada día se lee un titular sobre una mujer desaparecida y encontrada días después asesinada en condiciones realmente impactantes casi siempre por su pareja o expareja. Le preguntamos a la especialista en salud mental: ¿por qué aumentan estos casos? 

“Ante la violencia de género inciden múltiples factores tanto sociales como culturales”, indica la psiquiatra, debido a que vivimos en una sociedad con una alta expresión de violencia. Se ha comprobado que hay una relación directa entre las canciones con contenido violentos y las reacciones agresivas de las personas, muchas veces promovidos por los medios de comunicación de manera exacerbada. 

“Lamentablemente aún se tiende a la misoginia en nuestra sociedad, lo que da apertura a que los hombres cuestionen sus roles y su poder ante los avances de las mujeres; tendencia misógina que favorece la violencia contra la mujer, haciéndola sentir culpable e incluso manteniéndola con el perpetrador a través de métodos como la boleta de protección” advirtió la doctora Araujo . 

Manifiesta que en la actualidad la mujer es cada vez más independiente económicamente, y se prepara profesionalmente, creando múltiples oportunidades en diferentes campos, incluso en ámbitos antes considerados masculinos. 

Sin embargo, hace la observación que son mujeres inseguras, con poca valoración de sí misma y con un perfil de personalidad dependiente, aspectos que le impiden reconocer y terminar una relación tóxica. “Probablemente en su crianza no recibió refuerzos positivos en cuanto a su autoestima, es decir, una niña a quien no se le enseñó que ella es lo más im- portante” afirmó. 

Intervención de ayuda 

Roberto Cuevas, dirigente de Retrouvaille Panamá, programa que ayuda a parejas en conflictos, señala que en los retiros llegan casos donde la violencia no es solamente física, hay matrimonios que viven muy heridos psicológicamente que si no se atienden a tiempo, el problema se profundiza y degenera en la violencia física y verbal. 

“La sociedad está resquebrajada, vemos en todas partes la falta 

de valores familiares, debemos”, advirtió, y que debemos reconocer que hace falta formación para erradicar el flagelo del femicidio y romper con una cadena de violencia que se repite de generación en generación. 

“En Retrouvaille trabajamos para que reconozcan las situaciones de crisis que son normales en cualquier matrimonio, lo que no es normal es que vivan en pareja o en familia en constante conflicto” explicó. 

Para Cuevas, un problema de esta magnitud sólo se puede ir solucionando a través de la intervención de varios sectores de la sociedad: Estado, familia, Iglesia, escuelas, y medios de comunicación. 

Hablemos del victimario 

La médico psiquiatra Alexandra Araujo describe al victimario o agresor como una persona que también tiene baja autoestima, sentimientos de inferioridad, además de un perfil controlador, que trata de imponer sus reglas mu- chas veces a través de la manipulación. 

“Tienen poca tolerancia a la frustración y un pobre manejo de sus emociones”, describe, y agrega que el comportamiento obedece a roles de género que le fueron enseñados, para imponerse y ejercer control; además tiende a centrarse en sus propias necesidades y preocupaciones llevándolo al egocentrismo y a los celos. “Acostumbran minimizar la violencia y culpabilizan a otros” acotó.