Esta semana se impone la idea de un Cristo Vivo, sonriente, lleno de una luz que empieza en Él pero se dispersa y nos toca a sus seguidores”.
Algunos cristianos somos cristianos tristes, y por tanto, tristes cristianos. Esto lo ha señalado el Arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta. Lamenta que muchos no parecemos seguidores de un Mesías vivo y alegre, sino que mantenemos una actitud de “viernes santo”, de muerte y luto.
Esta semana se impone la idea de un Cristo Vivo, sonriente, lleno de una luz que empieza en Él pero se dispersa en torno suyo y nos toca a todos aquellos que decimos seguirle, y más allá.
¿Cómo hacemos para transmitir a un Cristo Vivo y que da vida?
Una sugerencia para esta semana es compartir con todo aquel que podamos nuestra historia personal de salvación.
Cada uno de nosotros, si hemos tenido un encuentro personal con Jesús, ha experimentado de una forma u otra la pasión, la muerte y la resurrección.
La muerte simboliza el pecado que dejamos atrás, esa vida disipada y distraída, egoísta y de apego a lo material.
Resucitar ha sido, en cambio, ese afán de entrega a los otros, al trabajo por construir una Iglesia firme; una vida de servicio y de amor.
¡Que se note que somos cristianos! ¡Que se note que vivimos y que Cristo vive en nosotros!
No nos quedemos callados.