Celebramos la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, fiesta instituida por el Papa Pío XI –mediante la encíclica Quas Primas–, al final de la I Guerra Mundial, en medio del crecimiento del comunismo, y con ocasión del 1600 aniversario del Concilio de Nicea, que sentó las bases doctrinales y canónicas el catolicismo moderno.
A pesar de que fue creada por la Iglesia Católica, algunos anglicanos, luteranos, metodistas y presbiterianos también celebran esta importante fiesta.
Mientras el mundo presionaba para que los cristianos restringieran sus fiestas religiosas y fueran más leales a los gobiernos, tal como ocurre hoy, por esos días el Papa Pío XI escribió:
«Porque si a Cristo nuestro Señor le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; si los hombres, por haber sido redimidos con su sangre, están sujetos por un nuevo título a su autoridad; si, en fin, esta potestad abraza a toda la naturaleza humana, claramente se ve que no hay en nosotros ninguna facultad que se sustraiga a tan alta soberanía. Es, pues, necesario que Cristo reine en la inteligencia del hombre, la cual, con perfecto acatamiento, ha de asentir firme y constantemente a las verdades reveladas y a la doctrina de Cristo; es necesario que reine en la voluntad, la cual ha de obedecer a las leyes y preceptos divinos; es necesario que reine en el corazón, el cual, posponiendo los efectos naturales, ha de amar a Dios sobre todas las cosas». (Quas Primas, 34)
Las preguntas obligatorias son: ¿Quién ostenta el señorío en nuestros corazones? ¿La ambición por el poder, el deseo de poseer, las ansias de placer sin restricciones? ¿Nos gobierna el miedo, la lujuria, un individualismo al que casi le rendimos culto?
Que Cristo sea el Señor de nuestra libertad, nuestra inteligencia y nuestra libertad.
¡Ánimo!
