Mucha euforia se vivió hace dos semanas, por las últimas fechas de eliminatorias para el Campeonato Mundial de Futbol de Rusia 2018, sobre todo porque nuestra selección panameña debía ganar un partido decisivo para lograr la ansiada clasificación.
Por las redes sociales comentaban que para que esta clasificación fuese posible necesitaríamos un milagro de Dios. Muchos aseguran que el Padre escuchó las plegarias de todos los panameños que soñábamos con esta anhelada participación en el mundial.
Se imaginan si viviéramos la vida como vivimos el futbol, si las ganas por ser santos nos llenara de emoción y que desgastáramos la vida entrenando para clasificar a la vida eterna.
San Pablo dijo a los Corintios que “los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible” (1 Co 9,25). ¡Jóvenes Jesús ofrece algo más grande que la Copa del Mundo, ofrece a todos sus hijos la posibilidad de una vida fecunda, una vida feliz y también un futuro con él que no tendrá fin.
El Papa Francisco llegó a decir a los jóvenes reunidos en la Jornada Mundial de la Juventud realizada en Brasil que para conseguir la Vida Eterna debían entrenarse para estar en forma, para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida, dando testimonio de la fe.
El Santo Padre les preguntó: “¿qué hace un jugador cuando se le llama para formar parte de un equipo? Tiene que entrenarse y entrenarse mucho. Así es nuestra vida de discípulos del Señor”.
En el mismo sentido el sacerdote Alfredo Uzcátegui, vicario de la parroquia Espíritu Santo recomienda que para hacer un buen entrenamiento del alma lo primero que se debe hacer es seguir con disciplina al entrenador Jesucristo. “Él nos ayudará y nos asegurará la llegada a la meta, haz lo que Jesús te dice y hará de ti un campeón en la santidad. Persevera y se constante, siendo fiel lo lograrás”, afirmó.