Es menester que se establezca una real y efectiva transversalización de la discapacidad en todas las instituciones gubernamentales y que se asigne un presupuesto cónsono con las necesidades de formación, desarrollo y crecimiento de la población con discapacidad.
Por Karla Díaz
El respeto a los derechos y la inclusión en todos los aspectos es el grito a voces de las personas con discapacidad en nuestro país, pues a pesar de que hay leyes vigentes, no se cumplen ni se respetan, haciendo más difícil su convivencia en nuestra sociedad.
Una de ellas es Marita Salamín Cañizales, quien desde los 13 años padece Artritis Reumatoide, una enfermedad que ataca el sistema inmunológico y las articulaciones. Marita ha tenido que utilizar silla de ruedas desde que fue diagnosticada, sin embargo, ha luchado, ha hecho valer sus derechos y ha salido adelante.
“Recuerdo que era una adolescente cuando iniciaron mis malestares; primero fue mi cadera, mis codos, mis rodillas; estaba muy deprimida, pero mi mamá me impulsó, y pude darme cuenta de que habían personas en condiciones más complicadas que la mía, y decidí a salir adelante”, destaca.
Gracias a que no vio su discapacidad como un límite sino como una fortaleza, terminó su Licenciatura en Informática con énfasis en Auditoría, conoció el amor, se casó. Hoy es escritora, y coach de vida buscando alentar a otras personas a lograr sus metas.
Pero, ¿en la actualidad, se respetan las leyes para personas con discapacidad?
“Desde mi perspectiva siento que sí hay leyes escritas, que se cumplan no es real, porque llegar a un estacionamiento para personas con discapacidad ocupado por alguien que no lo necesita, encontrarme en la rampa las motos estacionadas o camiones de carga (descargando su mercancía), estás robando el derecho del espacio a una persona que lo amerita”, señala.
Sobre si hay apoyo del gobierno, Salamín insiste en que “falta la aplicación de las leyes, pues si miramos el campo laboral, las instituciones gubernamentales no tienen el 2% del personal con discapacidad, debidamente calificado para trabajar; en la empresa privada mucho menos”.
“Cuando a las personas con discapacidad se les niega el acceso igualitario a la atención sanitaria, el empleo, la educación o la participación política, las estás excluyendo, y sí hay deficiencia en estas áreas”, destaca Marita.
¿Qué falta por hacer?
“Inclusión en la educación”, dice Marita, porque hay niños con discapacidad que no pueden dar clases como se debe, porque lamentablemente el gobierno no tiene habilitada las aulas públicas para que estudien.
“En la Universidad de Panamá, por ejemplo, hay algunas facultades que no cuentan con elevador; se deben tener estacionamientos para personas con discapacidad, y aprovecho el espacio para que se haga y aplique una ley para que toda persona que ocupe un estacionamiento que no le corresponde, se le aplique la multa y sea pagada a la persona que le estás quitando su derecho”, puntualiza.
En ese sentido, Fanny Wong, parte de la coordinación de la Fraternidad Cristiana de Personas Enfermas con Discapacidad (FRATER), destaca que la situación de la población de personas con discapacidad en Panamá es caótica.
En nuestro territorio se cuenta con un cúmulo de leyes que van desde rango constitucional como lo es la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad; Ley 15 del 31 de mayo de 2016 que reforma la Ley 42; Ley 134 de 31 de diciembre de 2013 que establece la equiparación económica para las personas con discapacidad.
“Sin embargo, las mismas no se cumplen por falta de voluntad política de las autoridades responsable de su ejecución, pese a las denuncias continuas de la población con discapacidad. Para las mujeres con discapacidad, la situación es más severa, son madres, esposas, cuidadoras, trabajadoras y las pocas que cuentan con puesto de trabajo reciben un salario que no se corresponde con el esfuerzo, compromiso y responsabilidad que exige el mismo”, destaca Wong.
La Iglesia avanza en la atención a las personas con discapacidad
“Una Catequesis Inclusiva” es el programa desarrollado y aplicado ya en varias parroquias de la Arquidiócesis, con el cual se acompañan a familias que cuentan con algún niño o joven con discapacidad, y que quiera recibir los sacramentos de iniciación cristina.
Omaraida Medina destaca que al finalizar la Escuela Parroquial de Catequesis y el Instituto de Formación de Agentes de Pastoral recibió la invitación de servir a la iglesia a través de la Comisión Arquidiociocesana de Catequesis, y junto a Jaime Bernal ha logrado salir a otras áreas, específicamente hasta Panamá Oeste en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Chorrera.
“Junto a mi esposo Sergio Pérez, y en compañía de Jaime, acompañamos al primer grupo de Catequesis Inclusiva. De allí surgieron tres madres de familia que hoy día realizan el servicio, y se están formando junto a nosotros en el Diplomado de Catequesis Especial 2024 en el Instituto Miguel Raspanti de Argentina; ellas son: Dary Medina, Nadia Muñoz, Doris Vargas y Brando Wharton”, señala Medina.
En cuanto a la catequesis para personas con discapacidad, la meta es formar un catequista por parroquia que se especialice, destaca el padre Israel Ramos responsable de la sección de Catequesis de la Arquidiócesis.
En el área de Panamá Centro han tenido conversaciones a través de la Comisión Arquidiocesana, con diversas parroquias para expandir la Catequesis Inclusiva, con el interés de encontrar un lugar accesible y céntrico a la mayoría de las familias.
Así, el Padre Carlos A. Mejía, de la Parroquia Santísima Trinidad, les abre las puertas de su Parroquia y su comunidad donde actualmente llevan a cabo la formación de 3 grupos que se preparan para la Primera Comunión, y dos para el Sacramento de la Confirmación, en colaboración de los catequistas Leidi Castellanos, Anayansi Rodríguez y Sergio Pérez.
“He escuchado comentarios como: -Las personas con discapacidad tiene ganado el cielo, son ángeles, denles cualquier cosita de catequesis- y la verdad creo que estos comentarios surgen porque tenemos ideas preconcebidas de una fe de contenidos humanos, y cuando se habla de pedagogía de fe no existe otra que la pedagogía de la iniciación, aquella que utiliza el método de Jesús, cuando llamó a sus discípulos, caminó con ellos, les llevó de la mano a la experiencia de sentirse hijos de amados de Dios”, resalta Omaraida.
Lo más importante es que el catequista interesado en servir haya experimentado la maravillosa experiencia de sentirse un hijo amado de Dios, por ende, todo el que quiera es bienvenido, ya que la iglesia tiene información y experiencia en esta rama. Los interesados en formación comunicarse con la Oficina de Catequesis Arquidiócesis de Panamá al 282-6580.