,

Ruta Moisés, travesía a lo eterno

Ruta Moisés, travesía a lo eterno

Como misionero la experiencia me ha marcado, pero en esta ocasión trascendió grandemente con la peregrinación que vivimos en la ruta de Moisés, “travesía a lo eterno”, realizada desde Tolé a Sitio Prado, que recoge los últimos pasos del padre Moisés González Crespo. No es una peregrinación más, ni una misión cualquiera, es una oportunidad de vivir un desierto en este tiempo de reflexión camino a la Semana Santa.

Participaron seminaristas, novicios y sacerdotes del Noviciado San Agustín de Penonomé, jóvenes de la parroquia Santa Rita de Cascia de La Chorrera, un joven de la parroquia Santa María La Antigua de Bethania y una joven del proyecto God First 507, quienes fueron acompañados por el padre Carlos De La Cruz Murillo, con el apoyo del Prior del Convento Agustino de Tolé, padre Alberto Barrios y Fray Anel Gálvez.

Iniciamos la ruta en el Cerro Sombrero, fueron 9 horas de recorrido en el primer tramo, cruzando montañas, de Cerro Sombrero a Tijera, para llegar más tarde a Cerro Algodón.

Desde el recorrido vivido en Cerro Algodón hasta Llano Ñopo la experiencia pasa de lo cotidiano a lo extremo. Son caminos largos, subidas y bajadas con un sol sofocante. Una muestra de fe es hacer el rosario todo el recorrido lo que nos fortalecía en cada paso.

Ladislao Arcía, quien reside en Cerro Algodón nos contó que, en su casa siempre recibían al padre Moisés, dado que su hogar era un punto de referencia para continuar a otras comunidades como Chichica, Cerro Caña y Tijera,“era un ser humano muy especial, nos compartía sobre el Evangelio, era un ejemplo para todos”, puntualizó.

Llano Palma, Quebrada Miranda, Quebrada Cama puntos donde la travesía superaba desafíos, campos extensos donde no se ven personas en el camino, en algunos puntos sus casitas algunas hechas de zinc, pero donde un buenos días, buenas tardes y una bendición espontánea se traducía en un milagro de amor para quien la recibía.

Llegamos a Llano Ñopo y en este sitio compartimos y escuchamos a personas que conocieron al padre Moisés. Era sorprendente saber que en sus corazones, en sus mentes el recuerdo vivo de un gran hombre, pastor y fiel amigo permanecía incluso más de 30 años después de su muerte, sus relatos, de cómo se fue un pastor y amigo, aquel que les llevó el Evangelio a sus casas.

Narciso Sólis y su esposa Maria-na Pérez, contaron que, el religioso Moisés les daba buenos consejos, “el padre nos decía, traemos la buena nueva, pero también venimos a aprender”, dijo Narciso.

La ruta continúa desde Llano Ñopo hasta Charco Brujo (donde encuentran el cuerpo sin vida) y de ahí a Sitio Prado, de donde es trasladado para la autopsia.

Encontramos en la parroquia de San José de Tolé, en un cripta los restos del padre, en este espacio muchos acuden a orar y pedir su intercesión y pedimos a Dios nos brinde la dicha de verlo en los altares.

“Saber que estos caminos los recorrió un santo, dio su vida por los pobres es un ejemplo para to-dos nosotros”, expresó Sor Esperanza de la congregación Marta y María, que hizo la travesía por primera vez.

“Un siervo de Dios, muy amisto-so con cada uno de nosotros, Dios lo ha llamado y bueno le recordamos mucho porque dejó en nosotros un gran legado que seguimos llevando a quienes no le conocieron”, puntualizó Agustín Prado que también lo conoció.