Decenas de feligreses llegaron hasta la Catedral Basílica Santa María La Antigua para vivir junto al Clero de la Arquidiócesis de Panamá este Martes Santo.
Por Marianne Colmenárez
Seguido al acto de renovación de las promesas o votos sacerdotales, Monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá consagró y bendijo los santos óleos. Conformado por el Santo Crisma, el Óleo de los Catecúmenos y el Óleo de los Enfermos, los cuales serán distribuidos entre las parroquias de la Arquidiócesis.
Dirigiéndose a los sacerdotes, el Arzobispo Metropolitano reflexionó sobre el impulso que ofrece Dios para emprender un nuevo camino en el ministerio.
“Dios es eterna novedad, y eso significa conectarnos con tantos feligreses, que se han visto obligados a permanecer al margen de la vida de la Iglesia.» Destacó la necesidad que surge de darles a estos fieles una bienvenida a la comunidad cristiana.
Aseguró en su homilía que la vida del sacerdote es acompañar al pueblo de Dios”, por lo que ser cercanos y compartir luchas es prioridad.
”No somos meros misioneros, lo nuestro es ser pastores y un pastor está allí donde las ovejas siempre lo necesitan”, sostuvo.
A los feligreses pidió perdón por la falta de ternura y humildad que se da en ocasiones. Aseguró que el cariño y la cercanía les hace fuertes.
Hizo énfasis en los Vicarios Episcopales Territoriales, quienes tienen la responsabilidad de representar al Obispo en sus zonas. «Es propicio recordar en este día, la creación de las cinco Zonas Episcopales. Estas estructuras servirán para animar la acción pastoral, en el espíritu de Aparecida” dijo.
