Hace 74 años se realizó la primera procesión en la que participaron ocho anditas. Este año, a pesar de las protestas y cierres de carreteras, llegaron a la Catedral 162 anditas.
Por Marianne Colmenárez
La comisión encargada de organizar la fiesta de la Medalla Milagrosa, en la diócesis de Santiago de Veraguas, no se dejó desanimar por los conflictos que tienen al país convulsionado, se aferraron a la misma Virgen María para confiar que la celebración que organizan en su honor, pueda llevarse a cabo sin ningún contratiempo. Como tenían contemplado, este domingo 26 de noviembre, fieles devotos participaron en la solemne procesión que recorre la capital veragüense.
Ronny Pérez, coordinador general de dicha comisión, reconoce que las protestas y cierres de carreteras afectaron la participación de comunidades que, por muchos deseos, no pudieron traer su andita como en años anteriores en la que han llegado más de 250 andas. Sin embargo, todo lo demás se pudo llevar a cabo.
“Desde el 1 de octubre se hizo un peregrinaje por todas las comunidades de la diócesis. La imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa estuvo presente en las 24 parroquias, que abarcan desde Mariato hasta Santa fe del Norte”, expresó Ronny.
Manifiesta que la novena se ofreció a la Santísima Virgen para que, a través de ella, su Hijo pueda traer solución a tantos problemas que atraviesa el país.
“Habrá personas que piensen que la Iglesia sigue con sus fiestas en medio de una problemática, pero otros, tienen mucha fe de que ella intercede, si tenemos fe y seguimos orando se conseguirán soluciones efectivas. Nuestra Madre siempre nos lleva a ese encuentro con el Señor”, afirmó.
Tierra de fe
Desde que los Misioneros Vicentinos trajeron la preciada imagen a la Catedral de Santiago Apóstol, en octubre de 1949, el amor por esta devoción crece sin parar. Cada año centenares de fieles católicos se reúnen para participar activamente elaborando sus andas. Solo en los años 2020 y 2021, la celebración no se realizó de manera presencial por la pandemia COVID-19.
Se ven anditas que identifican pueblos, instituciones, escuelas, barriadas, empresas, grupos y movimientos apostólicos.
“Entre ellos no compiten, solo rinden honor a la Virgen, de lo mucho o poco que puedan ofrecer. Vemos obras de arte, muchas son arregladas con maíz, flores hechas de corteza muerta, capullos, mientras que otras les colocan rosas naturales, todo depende de la economía del grupo”, manifiesta Jair García, miembro del comité organizador.
“Es una fiesta que involucra a todos los sectores de la Iglesia y a los sectores de la jerarquía constitucional de Panamá. Todos convergen para que salga lo mejor posible la celebración, vemos a bomberos, policías, funcionarios del Centro de Salud comprometidos en su servicio”, acotó García.
Agrega que por años se ven comunidades que caminan hasta 12 kilómetros para llegar a la Catedral y unirse a esta fiesta mariana.
“Ese mensaje cargado de Evangelio y amor a la Virgen que sembraron los sacerdotes vicentinos, se transmitió a nuestros abuelos, padres y ahora nosotros seguimos. Es una fiesta que une a todos los fieles sin importar las edades, ni posición social”, dijo.