Los fines de semana, los fieles de esta comunidad misionera se disponen a caminar, visitan enfermos y brindan la Sagrada Comunión.
Por Karla Díaz
En la barriada Arnulfo Arias de Pacora se levanta, poco a poco, un templo logrado con el esfuerzo y el trabajo de los fieles del sector. Se trata de una capilla que se encuentra bajo el patrocinio y la protección de Santa Teresita del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia y Patrona de las Misiones.
En su fiesta los lugareños recordaron con nostalgia los primeros cimientos de esta comunidad, aquel primer terreno con un ranchito de paja, esa primera capillita en la cual se congregaban solo para celebrar las misas.
Con esfuerzo, dejaron atrás el rancho de paja, para levantar su templo.
En ese tiempo, relatan, no había pastorales, de hecho, la llegada de Santa Teresita como patrona fue sorpresiva. “Fue el padre Guillermo Mejía quien nos asignó a esta santa; recuerdo como si fuera ayer, en el año 1994 cuando nos dijo que aunque conociéramos muy poco de ella, la íbamos a admirar por ser misionera”, señala María Belén Castillo de Núñez, misionera de la comunidad.
Hoy la realidad es otra. De la mano de Santa Teresita han logrado conformar varias pastorales, entre las que destacan la Infancia Misionera, Catequesis Familiar, Catequesis de Adultos, Catequesis de Confirmación, y otras.
“Con los jóvenes se visitan las casas, nos vamos a misión puerta a puerta y llevamos el mensaje de amor del Señor. Sin embargo, seguimos pidiéndole a Santa Teresita que nos envíe más misioneritos porque queremos cubrir toda la comunidad y lo más importante, atraer a la gente para que vengan al templo”, dijo María Belén.
También los adultos hacen su parte, pues todos los fines de semana se disponen a caminar, visitan enfermos y brindan la Sagrada Comunión a quienes la necesitan. “Aquí todos nos conocen, y saben que somos de la capilla, así que nos piden que hagamos el Rosario y que no dejemos de visitar los hogares, pero nosotros les insistimos para que asistan al templo”, recalcó la misionera.
Un trabajo de todos, que ha dado frutos
Manuel Núñez también conoce a fondo los inicios de esta capilla misionera. Ha visto correr el sudor por la frente de muchas personas que desinteresadamente han aportado su granito de arena para levantar el templo y hacer de la comunidad un lugar de misión.
“Recuerdo con cariño al padre Tulio Gómez y el apoyo de las religiosas de Pacora, quienes nos ayudaron a hacer actividades para recaudar fondos, y poquito a poquito hemos logrado lo que estás viendo hoy”, destaca.
Con lágrimas en los ojos, Manuel señala que ser misionero y Ministro de la Sagrada Comunión es tratar de seguir las enseñanzas de Jesús, llevarlas a los hermanos, y de esa manera a través de la Palabra, ir mejorando poco a poco nuestro estilo de vida.
“Aunque a veces pensemos que es difícil o que no tenemos tiempo, el Señor siempre abre los caminos y nos ayuda para que podamos cumplir con la misión que se nos ha encomendado”, detalla Manuel.
