,

“Se partir es un don que a pocos se les concede”

“Se partir es un don que a pocos se les concede”

Monseñor Rafael Urrutia, postulador diocesano de la causa de canonización de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, estuvo en nuestro país para hacer entrega oficial de la reliquia del “Santo de América”, a la iglesia panameña.

La reliquia de San Romero fue entronizada en la Catedral Santa María la Antigua durante la celebración del primer año de haber sido elevado a los altares, y fue una oportunidad propicia para que Monseñor Urrutia compartiera con los medios de comunicación católicos sobre su experiencia en el proceso de postulación de este santo tan querido por los panameños.

Fue a través de un conversatorio, que el postulador diocesano habló sobre el proceso y sobre la vida de San Romero, a quien conoció personalmente durante mucho tiempo, y a quien quiso y admiró hasta sus últimos momentos.

Destaca que no fue un proceso fácil, sobre todo porque Romero no le interesaba a nadie en la Iglesia, hasta que llegó monseñor León Kalenga, quien impulsó, mientras fue nuncio apostólico en El Salvador, su beatificación y canonización.

Ya con un poco de apoyo, tuvo que presentar libros, grabaciones y varios candidatos para ser interrogados sobre sus días conociendo a Romero, quien fue la voz de los sin voz, en su defensa por lo más pobres.

“Tú podías ver a Romero humilde, sencillo, y hasta un poco callado, pero cuando se paraba en el púlpito con un micrófono, el Espíritu Santo lo poseía y las palabras que pronunciaba, le brotaban del corazón”, dijo

Urrutia.

Agregó que algo característico de este santo, es que sus homilías las preparaba leyendo y meditando la Palabra de Dios, pero también se reunía con laicos para preguntarles los hechos más importantes de la semana, y de ahíse dirigía al pueblo.

Maribel Jaén, directora de la oficina de Justicia y Paz de la Arquidiócesis intervino durante el conversatorio para hablar de la importancia de las comunidades eclesiales de base de la

 egión, que tanto amó San Romero. “Monseñor Oscar Arnulfo fue santo para nosotros, incluso antes de que se hubiese desarrollado ese tema”, señaló. Monseñor Urrutia aclaró que precisamente porque el pueblo le consideraba Santo y Mártir, es que se decidió iniciar todo este proceso, que a la final no le agrega

nada de santidad, pero que desde el punto de vista jurídico permite que sea reconocido y que pueda ser llamado a nivel de la Iglesia, como Santo.

“Ni siquiera le hace justicia, sino que reconoce que Óscar Arnulfo Romero murió como

mártir, por odio a la fe. Y a través de la canonización, los beneficiarios somos nosotros, pues la iglesia lo que hace es proponernos nuevos modelos de santidad de tal manera que cada uno, viviendo

su fe en su casa, trabajo, matrimonio, juventud o ancianidad, descubra que ahí también hay que ser testimonio”, recalcó.

Por su parte, monseñor José Domingo Ulloa, agradeció a la Arquidiócesis de San Salvador por la entrega de la reliquia, destacando que la realidad de Romero ha unido a la iglesia de estos dos países, dejándonos un hermoso legado.

“Su figura es signo de verdadero siervo doliente, un símbolo y testimonio para los Obispos y para toda la iglesia y el continente americano”, puntualizó.

Por denunciar la injusticia social y la represión, monseñor Romero fue asesinado por un francotirador cuando oficiaba misa el 24 de marzo de 1980, un día después de dirigirse a los soldados en su homilía: “Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: cesen la represión”.