“¡Señor, aquí estoy, envíame!”

“¡Señor, aquí estoy, envíame!”

Como en cada mes de octubre, la Iglesia propone resaltar la esencia de nuestro compromiso bautismal: La Misión. Y en este tiempo de Covid-19 con la misma fuerza.

Redacción

Se celebra este domingo el DOMUND, día en que, de modo especial, la Iglesia universal reza por las misiones y los misioneros. A continuación, publicamos el mensaje del Presidente del Consejo de Misión y Espiritualidad, Monseñor Edgardo Cedeño.

Saludamos a todos y a cada uno de los bautizados en este domingo del DOMUND, domingo mundial de las misiones. Agradecer la disposición y empeño en vivir y compartir la misión del Señor. Como nos dice el Papa Francisco en su carta para este día: “La misión que Dios nos confía a cada uno nos hace pasar del yo temeroso y encerrado al yo reencontrado y renovado por el don de sí mismo”. Sobre todo, en este tiempo de Covid-19. Espacio propicio para llevar el mensaje de Esperanza a tantos hogares y lugares.

MISIÓN. Compartir la experiencia de fe con las personas que nos rodean y más allá de nuestro círculo familiar y comunitario.

Más que nunca les invito a que nos pongamos la camiseta de la Misión de Cristo, que hemos recibido cada uno el día de nuestro bautismo. El sentirnos comprometidos con la invitación que nos hace a diario Jesucristo: “Vayan y hagan discípulos en todos los pueblos y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado, Yo estaré con ustedes siempre hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 19). Este mandato recibido, nos envía a continuar llevando el mensaje de Vida y Esperanza a nuestras familias, comunidades y a todos aquellos alejando de la fe.

Pongamos la camiseta de la Misión de Cristo, recibida cada uno el día de nuestro bautismo.

En definitiva, se trata de vivir la vocación bautismal con auténtica pasión y ganas, es provocar en nosotros el compartir la experiencia de fe con las personas que nos rodean y más allá de nuestro círculo familiar y comunitario. No podemos olvidar el estilo de vida del discípulo: escuchar en todo momento al maestro, saber quién es el maestro y que nos propone. Es un llamado a una formación continua y de actualidad. Seguidores en la oración y contemplación a luz de la Palabra de Dios, sentirse convocados a la mesa eucarística y enviado con total renovación a sociedad de hoy, llevando el mensaje de la Buena Nueva.

“Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hch. 4,20), es una invitación a proponer la conversión y el anuncio del Reino de Dios, en medio de nosotros que tenemos que ir construyendo en comunidad. Asumir este compromiso bautismal nos lleva a una conversión y disposición continua, el Santo Padres: “Una Iglesia en salida hasta los últimos confines exige una conversión misionera constante y permanente”, (Domund 2019).

ESPACIO. Jóvenes se lanzan a las comunidades para misionar.

Todo lo anterior nos invita a seguir la marcha misionera sin tardar ni excusa alguna, es un envío divino y que la Iglesia hace presente todos los días. Como lo estamos viviendo en este mes de octubre en especial, el tercer domingo llamado DOMUD, el año pasado se nos invitaba a: “Bautizados y Enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”, se realizó el mes extraordinario de las misiones, con múltiples talleres misionales y jornadas misioneras para recordar los 100 años de la Carta Apostólica “Máximum illud” del Papa Benedicto XV (30 de noviembre 1919). Para este año se nos invita a través de la Carta que nos envía el Papa Francisco para este mes misionero 2020: “Aquí estoy, mándame” (Is. 6,8).

Muy atinado el Santo Papa al proponernos este tema de reflexión, oración y. aceptación de hacer parte de la misión. El envío misionero, el ir más allá de nuestras fronteras parroquiales, diocesanas, para llevar el contagio de la alegría, de la experiencia de fe, “Es verdad que el Señor ha resucitado…” (Lc 24, 34); (Mt. 28,6), la Iglesia pastoreada por el Papa Francisco nos dice: “La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos, es una alegría misionera” (EG21).

Los bautizados debemos asumir de corazón la esencia de la Iglesia: La Misión, entonces se verá más claro el cometido o hilo conductor que llegue a todos los distraídos y alejados, empezando por nosotros mismos, dejándonos Evangelizar para poder Evangelizas a nuestros hermanos.

Queremos inviarles a celebrar este mes de las misiones teniendo muy en cuenta la situación en que hoy nos encontramos. Es un espacio propicio para seguir formándonos y actualizándonos. Sin olvidar orar por cada misionero en el mundo y en nuestro país, aportar solidariamente para que las estaciones de misiones sigan con su cometido evangelizador.

Compartir la misión desde las plataformas digitales es hoy una gran herramienta, que nos ayudará a llegar a más hermanos invitándoles a unirse a esta gran aventura llena de alegría y esperanza.

Es un momento propicio para llevar el mensaje de Esperanza a tantos hogares y lugares.

No bajamos la guardia del ánimo misionero, por la falta de interés en las parroquias, cuando se nos cierran las puertas de las casas o “venga otro día”, el Señor entonces nos dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios”, (Is.41, 10; “No se angustien. Confíen en Dios y confíen también en mí”, (Jn. 14.1).

Seamos bautizados con sabor a misión, alegres y creativos, vibremos con la fuerza del Espíritu del Resucitado, muchos hermanos nos esperan, vayamos entonces a su encuentro con actitud solidaria y fraterna. Misión es compartir a mis Señor muerto y liberador.

Seguimos agradeciendo al Señor de la Vida, por regalarnos a tantos misioneros y misioneras, convencidos y entregados, que llevan con alegría el Evangelio y dan testimonio de servicio y cercanía. En especial queremos destacar el gran servicio de tantos niños y niñas de la Infancia Misionera (OMP), que son orgullosos de llevar a otros niños la novedad del Reino de Dios.

Te invitamos a ponerte la camiseta de la misión, como lo hizo nuestra Señora La Antigua, que nos acompaña ahora y siempre.

OMP Muchos niños y niñas de la Infancia Misionera son orgullosos de llevar a otros niños la novedad del Reino de Dios.

Misioneros en los territorio de Misión

Varios misioneros cuentan su experiencia en estos territorios de misión. Como es el caso del P. Pablo Seco, que se encuentra en Wakayama, Japón que asegura que se encuentra allí: “anunciando el evangelio, trayendo la persona de Jesús. Y cada uno de los cristianos de aquí también tiene que llevar a Jesús a sus familias, porque seguramente serán los únicos cristianos que hay en ellas”.

También el P. Alfonso Tapia, que vive en San Ramón (Perú), explica que su vocación misionera es “recrear de algún modo lo que Jesús hizo, que vino y se hizo uno de nosotros. Aquí intentamos ser uno más de ellos. Yo no estoy aquí, por un capricho mío, soy la respuesta de Dios para estas personas”.

Para poder seguir ayudando a los misioneros en todo el mundo, Obras Misionales Pontificias (OMP) anima a participar, a pesar de las dificultades provocadas por la pandemia, en esta jornada.