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Ser hermano mayor

Ser hermano mayor

Stella Maris Deville 

“Hay que reconocer que tener un hermano, una hermana que te quiere, es una experiencia fuerte, impagable, insustituible.” Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Laetitia del Papa Francisco (194-195).

Le doy gracias a Dios por permitirme diariamente el regalo de tener una hermana, crecer con ella me ha brindado la hermosa experiencia de cuidarnos y ayudarnos en todo. Soy la hermana mayor, con una diferencia de dos años, pero saben, no siempre es así, siento que todo hermano tiene en su momento el puesto de ser hermano mayor y ser hermano menor, sin importar la diferencia de edad. 

Es importante recordar siempre que podemos encontrar la imagen de Dios en nuestros hermanos. Dios se manifiesta de mil formas, en cualquier momento tu hermano te puede estar brindando un consejo en nombre de Dios y tu sin saberlo. Un hermano también es transmitirle o regalarle el mismo amor de Cristo, esto indica que debemos tener una relación de amor mutuo, de alegría y paz dentro de nuestra vida cotidiana, en la casa y fuera de ella. Es siempre estar en comunión con mi hermano. 

Siendo jóvenes y con diferentes ideas, hace el trabajo un poco difícil, pero “la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza”, Epístola a los Romanos 5,4. 

Los hermanos están para apoyarse, acompañarse, amarse y cuidarse; así como, “Jesé dijo a su hijo David: toma para tus hermanos esta medida de trigo tostado y estos diez panes, y corre a llevarlo al campamento, adonde tus hermanos. Y estos diez requesones llévalos al jefe millar; entérate de la salud de tus hermanos y toma señal de recibo de ellos”, Samuel 17, 17-18.

David cuidó de sus hermanos, estuvo pendiente de la salud de cada uno y los alimentó.