Servirán desde la humildad y la sencillez

Servirán desde la humildad y la sencillez

El 5 de marzo será la ordenación diaconal de 4 jóvenes panameños que dijeron Sí al Señor. Son ellos: Hermes Sánchez, Adrián Alonso, Román Altamiranda y Nelson Magallón.

Karla Díaz

Luego de muchos años de discernimiento, estudio y preparación espiritual, filosófica, teológica y humana, cuatro seminaristas están listos para ser ordenados diáconos, aceptando así el llamado del Señor para servirle.

Se trata de cuatro hombres, con distintas personalidades pero con el mismo ardor y deseo en su corazón, llegar a la Santidad.

Hermes Sánchez ingresó al Seminario a los 17 años, buscando responder esas inquietudes sobre la opción o no al ministerio sacerdotal, pero sobre todo para escuchar la voz de Dios y para descubrir qué era lo que en él buscaba.

Este joven de 26 años narra que desde niño participó en la vida parroquial como monaguillo y en el grupo de teatro. Pero fue luego de una ordenación diaconal que se acercó a unos seminaristas y éstos lo invitaron a una jornada vocacional.

“Esta jornada generó muchas dudas en mi proceso vocacional  y sentí  la necesidad de más. Seguí asistiendo a mas encuentros con la actitud de dejarme sorprender por Dios, que fuera él quien actuara en  mi vida”, dijo

SEMINARISTAS. Se preparan en el caminar para responder como el Señor quiera.

Así inició todo, hizo sus pruebas y durante 8 años ha discernido sobre su vocación. Hoy agradece a Dios por el llamado, pues aun siendo débil y pecador, él lo ha mirado con amor y confianza para este ministerio que recibirá.  “Oren por nosotros,  ayúdenos con la oración a trabajar por la santidad”, destacó.

En El Chorrillo, siendo un joven, Adrián Alonso sintió su primer llamado vocacional. En ese entonces pertenecía a la Asociación Juventudes Marianas Vicentinas, en donde sus primeros pasos fueron las misiones en áreas rurales de Chiriquí, llevando la buena noticia de Cristo.

“No pensaba en ningún momento llegar a ser sacerdote, pero Dios llama y uno responde. Como todo joven tenía aspiraciones, sueños, deseos de formarme, y ahí es cuando el Señor le da un giro a todo y me ofrece el entregar mi vida y mi ser a su servicio de una manera concreta en el ministerio sacerdotal misionero”.

Hoy se siente feliz por los frutos que ve en su vida y de saber que servirá a esta iglesia. Pone todo en las manos del Señor para que sea él su centro y guía en este caminar.

Román  Altamiranda, de la Parroquia San Juan Bautista de la Salle y Santa Mónica, destaca que a lo largo de su proceso formativo ha ido descubriendo mucho más la voz del Señor. 

La ceremonia será a las 10 a.m. en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, y será transmitida por FETV y Radio Hogar.

Se incorporó al servicio parroquial desde los 12 años en la Legión de María, visitando  asilos y hospitales. En diciembre y durante el verano se  trasladaban  a Pacora para colaborar con la parroquia Inmaculada Concepción, y así nació en él ese llamado.

“Agradezco al Señor el haberme escogido y le pido que continúe dándome de su misericordia para servirle con fidelidad en este nuevo paso que me permite dar con esta ordenación diaconal”, destacó.

Teniendo como guías en la fe a su abuela y a su mamá, Nelson Magallón sintió el llamado desde muy pequeño.  Recuerda que siempre sintió gusto por las cosas de la Iglesia, por las cosas de Dios, incluso jugaba a celebrar misas.

“Recuerdo que una tía me hizo con unas telas viejas una especie de casulla para que pudiera jugar, y en la adolescencia creció esa inquietud a pesar de que llevaba una vida normal”, señaló

Nelson estudiaba una carrera universitaria, tenía planes, proyectos, hasta novia… pero en medio de esa realidad estaba Dios siempre llamando a la puerta de su  corazón. Asistió a una jornada vocacional, invitado por el padre William Sánchez, y desde ese momento sintió que este era el camino.

“Sentí una paz profunda, mucha alegría, ha sido un camino fuerte, un proceso de conversión, de iniciar a ser cristianos verdaderamente,  para ir creciendo en los valores de la vocación sacerdotal.  Dios siempre cumple sus promesas y aquello que algún día infundió en mi corazón y mi mente está llegando a  buen término”, puntualizó.