,

Si las cosas no salen como yo planeaba ¿cómo puedo vivir de una manera feliz y plena?

Si las cosas no salen como yo planeaba ¿cómo puedo vivir de una manera feliz y plena?

Pregunta que se hacen muchas personas. Pero, siempre hay una respuesta satisfactoria cuando nos ponemos en manos de Dios.

Francisco José Horna

En nuestra vida contamos con muchas aspiraciones y metas, sin embargo ocurren circunstancias que cambian nuestros planes, y si no tenemos una sólida educación y fe cristiana, esto nos puede causar mucha frustración, debilitarnos y hasta llegar a tumbarnos.

Entonces nos surge esta pregunta. La respuesta está en vivir siguiendo la enseñanza de Cristo y dejarnos guiar por el Espíritu Santo: en cada paso que damos, cada palabra que decimos, cada acción que realizamos.

EQUILIBRIO. Saber dar prioridad a los que de verdad importa nos libera de la frustración.

Al encomendar nuestra alma a Dios, poniendo en sus manos nuestra vida, y luchando por fortalecer la fe en nuestros corazones, podemos vivir una vida verdaderamente feliz y plena. Pero no una felicidad y plenitud basada en la ficción de la “alegría”, ni en un letargo ensimismado, ni mucho menos; sino en la verdadera felicidad de sabernos hijos de Dios, con una hermosa misión que realizar en el mundo, y contando con su protección y amor.

Vivamos como resucitados: dejándonos animar y guiar por el Espíritu Santo.

Al vivir de esta manera, sabemos que toda situación que enfrentamos es un paso en el camino que Dios quiere para nosotros, y nos surge una alegría y ánimo dada por el Espíritu Santo, que nos permite sobrellevar cualquier reto y obstáculo por más difícil que sea.

El Espíritu «no es una cosa abstracta», nos cambia la vida: como les sucedió a los apóstoles después de Pentecostés, que vivieron «ansiosos por llegar hasta los confines desconocidos» para anunciar el Evangelio, sin miedo a dar la vida.

Es así como podemos vivir como resucitados: dejándonos animar y guiar por el Espíritu Santo en toda nuestra vida, ya que Dios nos habla hoy, nos habla y nos guía. Pero debemos saber escuchar y dejarnos guiar por Él, saber dejar atrás el miedo y las resistencias, y entregarnos de manera completa para realizar el grandioso plan que tiene para nosotros.