Más allá de ser una tendencia, la “Crianza Consciente” ofrece a las familias la posibilidad de cambiar la manera de mirar y acompañar a sus niños. Es un tipo de crianza basado en el amor, el respeto y la verdadera conexión entre padres e hijos.
Por Marianne Colmenárez
Es común que los padres de familia se pregunten a sí mismos si vienen realizando bien su trabajo de criar y educar a sus hijos. Quizás cuando ven algún comportamiento fuera de orden, surgen dudas; hasta se pregunten si sus niños, de adultos, se convertirán en personas de valores y de buenas acciones.
Aunque la mayoría tenga un gran amor hacia sus retoños, es una realidad que sin prepararse se convirtieron en padres, lamentablemente algunos repiten los mismos patrones de crianza basados en las correcciones y castigos.
Sin embargo, hay otras personas como María Sofía Hernández que, desde antes de tener a sus hijos, el tema de la crianza fue primordial.
“Desde que mi esposo Pedro (Cáceres) y yo elegimos ser papás hace 18 años, dijimos que queríamos criar diferente de como nosotros habíamos sido formados. Me pegaban casi todos los días y eso es algo que, gracias a Dios, he sanado, pero igual dolió muchísimo”.
Señaló que los paradigmas tradicionales de la educación rompen el vínculo afectivo con los niños al intentar cambiar o corregir su comportamiento todo el tiempo.
Este matrimonio no quiso repetir los mismos errores, buscó sanar, perdonar y formarse.
Asegura que se propusieron criar desde el amor y el respeto. A ninguno de nuestros cuatro hijos, les hemos pegado. “Lejos de ser perfectos, hemos tomado consciencia de que todo lo que hagas con tu hijo, por y para él va a tener un impacto en su vida y en la humanidad”.
En plena pandemia, María Sofía logró capacitarse sobre “Crianza Consciente”, la cual define como una filosofía de vida. “Es la naturaleza de cómo educar desde el amor y el respeto. Se basa en la idea de que cada niño posee una semilla única y diferente a la de sus padres, por ello les acompañamos a descubrir ese ser que Dios ha sembrado en sus vidas”.
A partir de esa formación que realizó de manera virtual con la Terapeuta española Yvonne Laborda, se convirtió en asesora, junto con otras mamás que participaron conectadas desde diferentes países.
El perdón
Entre todos los aprendizajes recibidos, reforzaron la necesidad de pedir perdón a sus hijos.
“Es válido retractarse e intentar mejorar, cuando nos hemos equivocado pedimos perdón. A veces, por estrés, los padres detonan y los niños no son culpables de esas situaciones. Dios no nos permitió ser padres para tener constantemente una lucha, sino para crecer juntos”, explicó.
Asegura que no importa la edad para recuperar ese vínculo sano y afectivo. “Siempre estamos a tiempo de ser los padres que nuestros hijos necesitan”, reiteró.
Les ha servido mucho pedir guía al Espíritu Santo, tener a la Virgen María como modelo y continuar leyendo constantemente sobre el tema.
Sofía comparte herramientas a través de sus talleres y de su cuenta de Instagram @criandoconsofi
Los límites
Según explica, los límites siempre son necesarios, aquel niño que no los tenga se sentirá abandonado y esta situación es tan grave como la sobreprotección o la violencia.
“Un niño sin límites siente que no le importa a nadie”, dijo. Aclaró que no se trata de imponer, sino que se deben establecer límites conscientes; los niños o adolescentes deben conocer las normas y las reglas de cada lugar, comunidad, espacio o ambiente.
“Las luchas se reducen cuando se les explica los pro y contra de cualquier situación”, aseveró.
