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“Toda mi vida gira en torno al sagrario”, Claudio de Castro

“Toda mi vida gira en torno al sagrario”, Claudio de Castro

 La mayoría de sus libros tratan sobre la adoración eucarística, las visitas al Santísimo y los sagrarios abandonados.

 

Por Martha Tiffer

Claudio de Castro, escritor panameño, católico, hombre de Dios dedicado a su familia. Hijo, esposo, padre y abuelo, él abrió las puertas de su corazón para compartir su obra literaria.

 

Un libro titulado “El Sagrario”

El escritor explica que escribió este libro gracias a una lectora que un día lo contactó por teléfono y le sugirió hacerlo porque se dio cuenta de que hay quienes no saben que Jesús Sacramentado está en el sagrario, presente en la hostia consagrada, que por medio de ese pequeño trozo de pan les ofrece su amor incondicional a cambio de visitarlo tanto como sea posible.

“Si no lo conocen, no lo adoran y no lo aman. De todos mis libros publicados es el más vendido”, dijo.

 

Testimonios y vivencias plasmadas en libros

Sus libros son muy sencillos, así los considera don Claudio. En su mayoría son el producto de testimonios de lectores, quienes le cuentan sus problemas, vivencias y situaciones cotidianas.

Entre los temas de su obra literaria, la virgen María ocupa un lugar especial, así como el ángel de la guarda, el ángel custodio y San José, de quien no ha escrito mucho, pero tiene en mente escribir más sobre él, ya que le hizo una promesa que debe cumplir. También escribe sobre la presencia viva de Jesús en los sagrarios de todo el mundo.

 

El mayor apoyo: su esposa

Cuando iba a cumplir cincuenta años, su esposa Vida le recordó que él tenía un sueño: dedicarse por entero a escribir. Ella le dijo que  no debía olvidarlo y que contaría con su total apoyo. Así fue como tomó la decisión de abandonarlo todo para dedicarse a escribir.

Es por eso que, desde hace dieciséis años, se dedica a reconfortar a las personas por medio de sus libros. Está muy agradecido con su esposa por ser su mayor soporte.

 

Traducidos del español al inglés

El autor destacó que, en este camino, hay muchas personas que, aparte de su esposa Vida, lo han apoyado generosamente desde el principio.  Una de ellas es la señora Alina Morales de Matos, quien se ha dedicado a traducir los libros del idioma español al idioma inglés.

 

“Yo solo escribo, Dios hace el resto…”

Cuando De Castro comenzó a escribir, hizo un pacto con Dios, decidió que él solo se dedicaría a escribir, que Dios haría el resto: tocar el corazón de los lectores, transformar a las personas, y así el libro llegue adonde tiene que llegar.

Además de escribir, diagrama los libros, diseña la portada y se encarga de la publicación. Después de ese proceso, Dios es quien se encarga y lo hace muy bien, asegura.

 

“Nunca he sido tan feliz…”

Con una sonrisa que ilumina su rostro, Don Claudio se regocija al decir que nunca ha sido tan feliz como ahora que escribe y que está consciente que con sus libros es capaz de abrazar a las personas, llevarles esperanza y el amor de Dios. Sabe que todo se lo debe a la providencia divina, nada le falta y está muy contento con un nuevo libro, que está escribiendo sobre la presencia de Dios en nuestras vidas.

 

Su obra es prolífica y sus libros han sido traducidos al inglés.

Un libro, un alma

El escritor siempre ha tenido la certeza de que un libro es un alma. Se siente contento y satisfecho con saber que un libro suyo toca el corazón de una persona, siempre y cuando tenga confianza plena en Dios.

 

Versión digital de sus libros

Entre anécdotas personales comenta que aprendió a digitalizar sus libros mientras se tomaba un “año sabático” para dedicarle tiempo a este tema. Hoy en día tiene publicados cuatro libros en versión digital.

 

“Dios me pide que siga escribiendo…”

Claudio piensa que hay que tener contento a Dios a como dé lugar. Considera que tiene que hacer lo que Dios le pida y si Dios le pide que siga escribiendo lo seguirá haciendo de la mano del Espíritu Santo hasta que Dios se lo pida y la vida se lo permita.

Como último mensaje a los lectores exhortó a visitar a Jesús en los sagrarios y a no alejarse de él, a abrazarlo, a recibir sus gracias y su amor infinito por la humanidad.